Viendo "Posts antiguos"
El Camino Interior
Finalmente, por el camino interior hemos llegado al destino, a la Casa del Padre, donde nos reunimos, igual, para amarnos.
Quienes no comprenden tal realidad espiritual, debieran apuntar a la validación su amor que en primer lugar atraviesa las relaciones humanas y el cosmos. En el caso contrario deberán seguir en las búsquedas de las apetencias del alma en el tránsito remoto de los caminos y de sus templos.
La Persona Completa y Espiritual
Las agujas del reloj que marcan el tiempo se sostienen por tornillos diminutos que se impulsan por fuerzas invisibles. Se parecen a aquellas sociedades que tiene metas claras hacia donde llegar, aunque a veces vivan para el tiempo que los envejece sin más. En ese marco, las personas en un de repente, se descubren: «viejos y cansados».
En las sociedades
mecanizadas los ciudadanos se acoplan como parte de un engranaje donde todos se
reemplazan en los tiempos convenidos.
Independiente del mundo
que tú y yo habitemos, estamos interconectados como piezas mínimas que marcan el tiempo a una maquinaria de producción, sin apenas
conocer el producto final ni los beneficios definitivos de tal fuerza
productiva, porque la gran potencia que moviliza este motor está sostenido por
engranajes invisibles a los ojos; eso sí, finamente ensamblados y manipulados
por quienes sin conocerte a ti y a mí nos hacen indispensables para el consumo
de sus mercancías.
Precisamente, esto es
lo que hace que tú y yo luchemos toda la vida sin apenas satisfacer las
necesidades elementales, y morir dejando lejos, muy lejos, otras tantas por
satisfacer (¡Ah! olvidaba decir que para eso nos hablaron del cielo «los
señores», porque no hay producto sin un valor que señale lo perdurable; es lo
que aprendieron los patrones en los clubes de negocios).
El reloj de nuestra
sociedad ha avanzada hacia una hora empunto de confusión, porque muchos no
sabemos cuál es la razón principal por la cual vivimos nuestros días (en cierto
modo hemos perdido el sentido de la existencia) y lo superficial ha tomado relevancia.
Como agujas de reloj ¿Qué
hacemos con nuestro tiempo? Para no escondernos en asuntos efímeros, que muchas
veces se envuelven en el gusto del placer, tu y yo debiéramos adentrarnos en lo
que Frankl (2003) llama la «voluntad de sentido» que no es otra cosa que el sentido
del tiempo que vivimos, con lo cual encontramos la verdadera misión de la vida,
nuestra misión única y peculiar, como única y peculiar es tu vida y la mía. De
lo contrario nos toca ser asumidos por la condena que oscila entre los extremos de la necesidad y el aburrimiento (Arthur Schopenhauer) «del vacío existencial o espiritual», donde no sabemos qué hacer con el
tiempo libre, y no tener fuerza espiritual que lo anime. Cuando
eso acontece, tú y yo somos caldo de cultivos de los vicios.
¿Qué nos queda? Nos
queda vivir la vida como si fuera una segunda oportunidad, donde en la primera lo
hicimos muy mal. Además dejarnos interrogar por la misma existencia; y responder
con el fin de hacernos responsables de la vida y de las cosas a partir de la
propia conciencia (ya que toda responsabilidad emana de la libertad que se ejerce
ante algo).
Sí procedemos así, entonces
el tiempo es nuestro aliado porque en él hallamos el sentido que buscábamos, hemos
conquistado la libertad; porque nos hemos conquistado a nosotros mismos, es
decir a «la persona completa y espiritual».
Por: Fr. Gvillermo Delgado OP
Fotos: Ariana y reloj de pared en jardín de jgda, las demás son de la Web.
Explicar el Amor
El Alma
Todos ellos tocan con sus conocimientos, con su modo de ser, la profundidad o la altura de lo que aman; como «pequeños dioses mortales», se aproximan, aunque sea momentáneamente a la gloria, al éxito y a la felicidad.
Quienes no logran distinguir la verdadera gloria (lo más profundo y alto) se confunden, de modo que, con facilidad tienden a pasar de la gloria al fracaso o de ser ángeles a convertirse en demonios. En el mejor de los casos, no queda más que expulsarlos del paraíso terrenal.
Eso explica el hecho que no todos tenemos la fuerza anímica para habitar el Alma Grande (esa que saben habitar, los santos, los mártires, los maestros, los místicos y los doctores del conocimiento) y vivir en la unidad del alma.
Las Pequeñas Cosas
Las pequeñas cosas son aquellas realidades que como «arte de magia» conectan profundamente a las personas entre sí y con la propia interioridad. Son como un larga vistas que penetra la distancia y acercan lo que está lejano, ya que revelan la verdad de lo oculto y le dan brillo a lo que parecía no tenerlo. Las pequeñas cosas, igualmente destapan las aparentes verdades y trazan la dirección correcta que el autoengaño o la falta de sabiduría cotidiana negaba a la mirada. Las pequeñas cosas son la captación y la aceptación de la realidad en cuanto tal, es un mirar al desnudo.
Son suficientes las pequeñas cosas para descubrir la presencia cercana de lo que siempre «he amado y no lo sabía». Sólo que a veces esas pequeñas cosas cuando irrumpen inesperadamente pueden hundirte en la tristeza y la frustración. Por ejemplo, la muerte de tu propia madre o de uno de tus hijos siempre será traumática. Ese hecho es profundamente doloroso porque siempre fue negado racionalmente. Pero una vez, el trauma es interiorizado o elevado a la propia conciencia, la persona tiende a darle un «vuelco radical a toda su vida». Ese mismo ejercicio de reflexión habrá que hacerlo, a la inversa, ante el nacimiento "de tu propio hijo" o con el éxito de tu empresa o trabajo.
Para lograr afirmar esto, he tenido que cambiar de horizontes de comprensión, varias veces. Otros paisajes y personas me han hecho retrotraer "mi propia historia" y desmarcarme de lo que no es real (de-lo-que-no-es-humano). Por azares del destino (como dicen algunos), yo digo por Providencia Divina, me "embarqué" hacia un mar inmenso de acantilados insondables; me aferré a la Vedad que yerguen las palabras; me calcé para desgastar la vida hasta que la fuerza se desvanece y lo que obtuve de todo eso ha sido la fe. Nada más que la fe. (Claramente «embarcarme» fue consecuencia del amor, y ahora, la fe es fruto de aquel amor que me permite mirar cercanas aquellas cosas que antes parecían lejanas).
De acuerdo al lenguaje del amor, en determinado momento de la vida, hay que «atarse a la esperanza» por ser la palabra más cierta del pensamiento, y comprender que nada puede ser sostenido fuera del «amor propio y del amor recibido».
La fe ha dado consistencia a mis palabras, pues con ella, el amor ha de dejado de ser una figura simbólica o de simple significado. Con la fe he aprendido a materializar aquello que espero; y, como lo que espero es siempre mayor, la fe es la fuerza que me sostiene en el amor para alcanzar «aquello» que es más grande que yo, el cual necesito para existir.
En ese mismo sentido, el amor se define de una manera simple: «es uno y nada más» (a la manera del amor divino "para que todos sean uno como tú y yo somos uno", Jn 17). Y se hace presente de una manera tal que puede ser hallado en las personas. El amor se aparece cuando se anhela "alcanzar y ser alcanzado" por la unidad infinita, que empieza por asomarse poco a poco en la conjugación de las palabras de "los semejantes".
Mientras yo-exista en este mundo la única manera de alcanzar y ser alcanzado por el amor (para-ser-uno-en-el-amor) es por medio de lo que llamo «la atadura».
Paradójicamente el amor como atadura es el preciado camino de la libertad, que al hacer vulnerable a la persona que ama, y exponerlo al criterio de la voluntad ajena, le muestra la virtud de la obediencia «como alfombra roja» para caminar por las alturas de la libertad.
Para muchas personas aquí empieza la conquista de la felicidad. Estoy de acuerdo, por ser esto el inicio de la auto-conciencia -o la realidad verdadera- pero sólo el inicio. El resto es la vida que está por delante, más allá del propio horizonte.
En algunos casos "el universo a la vista" puede confundirse con la realidad. La realidad sólo puede se poseída a través de la palabra que se cree, por la esperanza materializada o por el amor en que se espera.
Esta es mi conciencia despierta. Estas son mis pequeñas cosas.
Foto: jgda
Subir a los Cielos
Por aquello de las dudas, todos queremos inmortalizarnos “aquí y ahora”. Con razón, no cesamos de buscar las mejores cosas de este mundo, por pequeñas que sean. Al lograrlo, nos empeñamos en darlo a conocer, aunque sólo sea el corte de nuestro pelo o el paisaje que nos vislumbró en una tarde cualquiera.
La experiencia de Jesús (hombre-Dios) y de María (Mujer-humana) nos dicen cómo Dios nos salva a partir del cuerpo; por eso, Dios está en el inicio de la vida (en la creación, y en la encarnación de su Hijo) y en el final de la existencia (como es el caso de la resurrección de Jesús y la Asunción de la Madre).
La Religión Auténtica
Por: Fr. Gvillermo Delgado
Foto: jgda
El Fuego del Amor
Mucho Gusto en Conocerte
De otro modo, las palabras son el caleidoscopio que descompone aquellas cosas que mis sentidos perciben de ti.
¿No será que al mirarme, te miras también tú; e interpretas tus mismas palabras?
La belleza percibida es aprendida desde uno mismo. ¿De dónde más? La belleza, son pequeños impulsos interiores que mueven la existencia. Quienes a su vez se remontan a los fundamentos, a la fuente de donde venimos.
Desde ahí nos convertimos en intérpretes de nosotros mismos y de todo lo que amamos; y en personas que creen (creer es la razón de ser de la autoestima). Por consiguiente, la mejor manera de comprendernos a nosotros mismos sólo puede ser posible delante de quien es nuestro semejante. Así es como el hijo ama a su padre por toda la vida.
Entiendo por Corazón el centro o lo fundamental de lo humano, no necesariamente un órgano o un lugar físico.
Lo razonable de tal acierto está en que del corazón brotan las leyes auténticas. La ética ha nacido de la sensibilidad humana más profunda que tiene un centro específico en lo humano. Lo que nunca ha estado en el corazón puede ser desvirtuado como humano, por consiguiente nadie está obligado a obedecerlo. Sólo se obedece aquello que nace del centro divino-humano y se alimenta de aquella Fuente. Esa obediencia es el soporte de la libertad y del amor con el que finalmente conocemos a quienes amamos.
Quiero decir que, si un día te sentiste amado y amaste a alguien, “eso” nunca puede ser finalizado repentinamente, pues quien ama como quien es amado ha sido percibido con el corazón y grabado, ahí incluso de modo inconsciente, en un amor infinito. Como dice el escritor sagrado: "grábame como tatuaje en tu corazón, como sello en tu brazo. Porque es fuerte el amor como la Muerte, implacable como el infierno la pasión" (Cantar de los Cantares, 8, 6).
Como botan sus hojas los árboles para darle lugar a las flores y sus frutos, así debes cambiar tú para hacerte valer en la belleza, de cuya imagen eres extraída.