El valor de la Comida
Una persona cualquiera siempre se descubre «humana» delante de otra persona. Con frecuencia lo hace alrededor de la comida. Ya que la comida es el símbolo sagrado más preciado en todo el universo de las cosas.
Por: Gvillermo Delgado OP
Cocina, comedor, dormitorio y sala son los lugares más sagrados
de una casa. A veces uno prevalece sobre los otros de acuerdo a las circunstancias.
Cuando hablamos del «vacío existencial» pensamos en tiempos y
lugares tristes, por ejemplo, en la soledad de la tumba después que enterramos a un ser querido; en todo aquello que queda atrás de un primero de enero o en un teatro vacío después de su función.
Vació es el salto de la soledad al abandono. Como cuando uno se queda solo porque todos los demás se van a cualquier parte, y no sabemos que hacer con nuestro tiempo libre y espacio que ocupamos.
Así pues, vacío existencial es la pérdida del sentido ante la ausencia de aquello que define la vida.
Vació es el salto de la soledad al abandono. Como cuando uno se queda solo porque todos los demás se van a cualquier parte, y no sabemos que hacer con nuestro tiempo libre y espacio que ocupamos.
Así pues, vacío existencial es la pérdida del sentido ante la ausencia de aquello que define la vida.
Ahora bien, si intentamos responder a la pregunta: ¿Qué es
una casa sin cocina y mesa de comedor? No queda más que decir que: «no
existe». En todo caso, lo que queda (si es que queda algo) es un vacío inhabitable.
Una casa se convierte en hogar sólo cuando en su interior arde una
hoguera. La hoguera da calor y protección a quienes viven en la casa. La hoguera es
la llama que arde en la casa mientras se cocinan los alimentos para quienes la habitan o
la visitan.
Las hornillas de las casas campesinas ahúman el entorno. Otorgan identidad vital a las viviendas y al vecindario, pues preservan los
alimentos y aromatizan el aire que acerca a las personas en el silente fluir
de una braza bajo el comal.
¿Qué queda de una casa campesina sin el humo que se escapa por sus chimeneas?
¿Qué queda de una casa campesina sin el humo que se escapa por sus chimeneas?
La comida como símbolo de encuentro
Una persona cualquiera siempre se descubre «humana» delante
de otra persona. Con frecuencia lo hace alrededor de la comida. Ya que la comida es el símbolo
sagrado más preciado en todo el universo de las cosas.
La comida como símbolo de encuentro significa «unión y comunión».
Con razón la comida no sólo satisface las necesidades objetivas, sino todas
aquellas que demandan las circunstancias humanas. Así, por ejemplo, el paso de
la vida a la muerte o de la muerte a la vida sin comida en la mesa no tienen
sentido, ya que la comida hace posible la vida y traza estelas por donde la
existencia se define en cada caso.
Imagina el matrimonio de tu hija o el funeral de un ser querido donde falte, por lo mínimo, una taza de café y un pedazo de pan. Cuando aquello que compartes, ya sea la tristeza o el festejo, lo simbolizas en la comida, eso que compartes toma un nuevo matiz: si es de tristeza deja de ser menos trágico, si es de gozo lo trasciendes a lo más profundo de tu interioridad o lo elevas a las alegrías más sublimes.
En el momento en que la comida es el símbolo del encuentro entre dos o más personas, lo que está ocurriendo es que «tu condición humana» está volviendo a nacer, tanto, como si Dios te tomara en sus manos como barro moldeable e hiciera de ti una vasija nueva.
Imagina el matrimonio de tu hija o el funeral de un ser querido donde falte, por lo mínimo, una taza de café y un pedazo de pan. Cuando aquello que compartes, ya sea la tristeza o el festejo, lo simbolizas en la comida, eso que compartes toma un nuevo matiz: si es de tristeza deja de ser menos trágico, si es de gozo lo trasciendes a lo más profundo de tu interioridad o lo elevas a las alegrías más sublimes.
En el momento en que la comida es el símbolo del encuentro entre dos o más personas, lo que está ocurriendo es que «tu condición humana» está volviendo a nacer, tanto, como si Dios te tomara en sus manos como barro moldeable e hiciera de ti una vasija nueva.
La bendición del trabajo
El salario se sacraliza en aquel instante en que se
transfiere el valor material del dinero a los alimentos como sustento elemental para la familia
y los amigos. Del mismo modo, el trabajo significa «la bendición de Dios».
Dice el escritor sagrado: «Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y te irá bien» (Sal 128, 2). Esa es la razón de ser de la existencia
humana: «Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la
misma tierra de la cual fuiste sacado» (Gn3, 19).
Mientras «volvemos a la tierra de la cual fuimos sacados» santifiquemos
la mesa con la alegría de los niños que crecen y la bienvenida de los amigos
que llegan a la casa. Hagámoslo en la unión y comunión.
Simbolicemos en este acto al gran amor del cual venimos. En el que nos reunimos cada vez que la mesa se pone para contemplarnos, celebrar la vida o unirnos en solidaridad con quienes sufren una pena.
Simbolicemos en este acto al gran amor del cual venimos. En el que nos reunimos cada vez que la mesa se pone para contemplarnos, celebrar la vida o unirnos en solidaridad con quienes sufren una pena.
Foto: jgda
jueves, 19 de julio de 2018