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HACER EL BIEN


Hacer el bien

La moralidad se ocupa de orientar la conducta en dirección del bien. Según esto, el bien es el paraíso perdido y añorado. ¡Hay que encontrarlo y retenerlo!

Solemos decir que la vida feliz se alcanza al dejarnos guiar por ese bien. Entonces: ¿por qué no somos felices de una vez por todas?

Los grandes pensadores y la gente común han definido la “infelicidad” como efecto del mal cuya causa más radical está en la libertad. Como si la libertad fuera un defecto de la naturaleza.

Cuando en realidad la libertad define la dignidad humana. Con la libertad comprendemos el camino de la vida en dirección de la realización definitiva. Otra cosa es la “limitación” que nos recuerda a cada instante que el tiempo y el espacio en que vivimos es breve.

Según esto, la felicidad no está en un lugar, ni es un estado anímico y temporal. La felicidad es un “modo de ser y de estar” de cada persona; al mismo tiempo, es una tarea inconclusa que nos mantiene y mantendrá siempre ocupados. ¿Qué quiere decir esto?

Quiere decir que la felicidad es causada por el bien. El bien es una característica que define lo humano, tanto como define a Dios. Ya que todas las características que definen al Dios eterno también definen a toda persona, sólo que en sus límites.

Si lo dicho es verdad,  entonces, el bien no es solamente aquello que define la moral a la hora de fijarse en el comportamiento humano.

El bien es el modo de ser más original del ser humano. Por eso decimos que el bien origina todas las cosas bellas y deseadas, como la felicidad. Así la felicidad al “venir” del bien, también es un modo de ser.

Lo más propio de la persona es “ser-feliz”. Con razón decimos: soy feliz o somos felices. Ser-feliz es un modo de ser y estar con las personas y en el mundo.

La persona buena hace el bien porque sabe que de ninguna manera puede hacer el mal. Al estar hecha del bien sólo puede definirse buena. Hacer el mal sería atentar con su propia naturaleza.

Atentar con la naturaleza del bien y sus leyes es perderse. Perdidos en el caos no hay salvación posible. A no ser que recuperemos a tiempo la condición original con que fuimos hechos.

La persona buena por definición es feliz. De ahí en adelante todas las demás cualidades embellecerán su conducta. El cantautor español Luis Eduardo Aute, lo dice cantando: “Te embellece ser feliz”.

Si Dios creó a toda persona desde su propia bondad, hacer el bien es el mejor modo de ser humano.

O sea que, al no actuar conforme al bien, negamos la naturaleza humana y la divina al mismo tiempo. Sólo fijémonos como “des-calificamos” a una persona cuando hace el mal. 

A quién actúa según el mal le gritamos “cosas feas” reprochando ignorancia respecto a la naturaleza más propia y original del bien.

Por consiguiente, no nos queda más que hacer el bien, ya que somos del bien y para el bien. 

El paraíso no está perdido. Está en el diseño de cada ser humano. Si actúas conforme al bien la moral no tiene nada que decir. La moral sólo se explicará desde ti.

Por: Fr. José G. Delgado-Acosta OP
Foto: jgda
jueves, 2 de mayo de 2019