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LA PERSONA FUERTE Y SEGURA

 


¿Cómo convertirse en una persona fuerte y segura?

 

Por: Gvillermo Delgado OP


La persona segura de sí misma se construye a fuerza de valores. Se edifica según los lugares que habita y las relaciones que establece.

 

Como árbol con raíces profundas. La persona fuerte y segura se construye desde sí misma. Crece, al mismo tiempo que fortalece sus raíces.

 

A diferencia de los Baobabs del principito, el hombre es un árbol con raíces profundas que camina. Por eso, avanza poco a poco como río hacia lo grandioso del mar. Mar al que nunca se abrazará en su totalidad. Porque el mar es el punto de llegada del que nadie debe ni puede apartarse. Porque está debajo de las raíces, adelante en el horizonte que se abre y arriba como el inmenso cielo infinito.

 

Mientras se avanza hacia allá, la seguridad implantada de sí mismo obliga a dos acciones indistintas: a perseverar en la dirección que ya traemos, y al mismo tiempo cambiar sin temores, dado que el cambio es parte de la naturaleza que nos hace fuerte en cada paso. 


La perseverancia abliga a definir y a decidir sobre la dirección que le daremos a la vida. Como el tren encarrilado que no se aparta  de su propio camino. Llegar a un destino, a veces no es tan complicado; lo complicado suele ser, más bien, mantenernos con firmenza en lo que hemos alcanzado con esfuerzos. Con frecuencia, ahí andan los líos de los matrimonios, las profesiones, las vocaciones religiosas, y mantener la vida feliz.


Por otro lado, está el cambio sin temores. Todo cambia. Decidamos o no, los cambios se imponen tarde o temprano. Por eso, es mejor abrirse uno mismo a hacerlo. Hay que hacerlo empezando por el cambio de mente. 


Quien no cambia de mentalidad no podrá alcanzar las grandes cosas y corregir los defectos del camino. El cambio es apertura de mente. Dado que en el cerebro, está el alma, las emociones, la voluntad, el espíritu y todo desde donde gobernamos el cuerpo. Quien dominana la mente, se conoce, se domina así mismo, se perfecciona; cambia su mundo y el mundo de los demas. Quien cambia su mente, asegura su destino. Sabe enfrentar la adversidad. Se hace fuerte.


Si la perseverancia y el cambio caracterizan tu vida, puedes profetizar el futuro, sabrás enfrentar tu presente, y asumir tu pasado sin rencores. 


De todo lo anterior surgen como flores del ápices de las ramas, innumerables valores cuya síntesis se recoge en uno solo: la integridad. Ese es el epicentro donde nos definimos. Por ser el puente seguro que nos llevará al otro lado. Hacia donde avanzamos.


La integridad es espíritu o coraje que anima desde dentro de nuestro ser. La integridad es el conjunto de todos los valores. Como aquello que determina el carácter para actuar, en dirección de lo bueno y deseado. De la integridad definimos el "sí" o el "no" de las decisiones. De la integridad surgen las fuerzas para sobreponernos a las adversidades. De la integridad viene la paz y la recta conciencia de cada día. 


Por el puente de la integridad llegaremos a la meta que queremos llegar, a la felicidad, al cielo, a la vida eterna, a la consumación del amor.

lunes, 29 de agosto de 2022

¡Ay, de nosotros!

 



Vamos por la vida como barcos en alta mar de aguas apacibles o tormentosas, debido a un halo misterioso que nos define.

 

Por: Gvillermo Delgado OP


Los ayes y porqués del alma


De lo hondo del alma surgen permanentes voces de “ayes”, quejidos de pena y dolor, y “porqués” de incertidumbres como hontanar que emerge de montañas. Describiendo así el estado de miseria y misterio del que a menudo a atraviesa la vida de todo ser humano, en el ancho mar por donde define su existencia. Determinando de tal modo cada segundo del tiempo y la dirección del horizonte hacia donde se dirige.


Tal condición inspiró a Dante los relatos de la selva oscura en descenso al infierno en flanco contraste con el paraíso que le elevó a las moradas celestes.


Los lamentos y las preguntas provienen de ecos profundos que golpean los muros interiores del alma. Donde no podemos presumir ignorancia de sus causas y de las respuestas más auténticas; porque venimos de un mundo luminoso donde no podemos escondernos por más que lo intentemos.


Por ser estas, verdades sumergidas, dirán los maestros de psicología profunda, se manifiestan en sentimientos conscientes como tentáculos para alcanzar a quienes caminan a nuestro lado. Ocurre, que al no ser conscientes se exteriorizan simbólicamente en los sueños o en acciones espontáneas de las que no siempre tenemos control.


Lo mejor de todo de ese mundo interior de verdades es que ayudan a “conocernos a nosotros mismos” y a que los otros nos definan; para no perder el horizonte hacia donde marchamos.


Petróleo en el mar


Hay una tercera realidad que Hobbes miró monstruosa, parecida al Leviatán de los mares; representada en las instituciones sociales necesarias para poder convivir de modo racional. Con lo cual justificamos al Estado y sus mecanismos de control, a veces de violencia, coartando así la libertad individual con indolencia. Esa realidad a veces se nos presenta como petróleo derramado en nuestro mar.


¿Podremos un día erradicar ese monstruo y a sus profetas?


¡Ay, de nosotros! ¿Por qué avanzamos mar adentro y nunca abrazamos el horizonte que nos guía? ¡Ay, de las verdades que nos iluminan desde dentro!

lunes, 4 de octubre de 2021