Viendo "Posts antiguos"

Creados por Amor




Creados por amor


Una vez Dios creó al hombre pensó: no-es bueno que esté solo (Gn 2, 18). Entonces le dio una compañera. De tal suerte que Soren Kierkegaard, diga:
Cuando Dios creó a Eva, dejó caer sobre Adán un sueño profundo, pues la mujer es el sueño del hombre. Eva es el sueño. Al despertar, Eva, por primera vez, lo hace al contacto del amor. Antes era sólo sueño. Ahora, el amor sueña con ella y ella sueña con el amor. Por eso, la mujer, existe sólo para los demás.
El cuerpo humano es armónico porque es dual (todo está complementado). Van juntos, los pulmones, los ojos, los ovarios, los pies y los oídos. Todo es completo porque todo depende de lo otro. Lo mismo pasa en la naturaleza. El cielo mira a la tierra y el día a la noche. En las cosas sublimes, también pasa lo mismo, pues, saben hallarse. En tal razón, la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan (Sal 84, 10).

Siempre me ha llamado la atención que el corazón, el estómago y el hígado no sean duales en el cuerpo. Una explicación posible se debe a que el corazón busca su otra parte fuera de él mismo, por eso, la persona ama desde dentro hacia fuera. Del mismo modo, el estómago no busca saciar el hambre sino es en la mesa compartida.

Es necesario existir en el amor, sabiendo que somos para el otro y no sólo para sí mismos. La persona no es para la soledad vacía, sino para la soledad completa. Cuando eso no ocurre, el hígado, como un trueno en la tormenta desata su furor y se complementa, pero no en el amor, sino en el enojo. El enojo es el sueño perdido, es la soledad vacía. Es el vacío existencial, por ser alejamiento en lugar de cercanía.

San Agustín afirmó en sus Confesiones que Dios crea al hombre en su amor para relacionarse con él. De suerte que el hombre sólo existe si se relaciona con Dios.

Quiso Dios no sólo dar al hombre una compañera, sino él mismo ser la compañía de ambos. Quiso, además, que la comida fuera el símbolo de ese encuentro. Puso por lo mismo en lo más hondo y blando del alma el apetito insaciable de la búsqueda. De tal modo que en la comida y en el amor se abran las puertas hacia lo infinito y eterno.

Al mismo tiempo, Dios dejó en el corazón una huella de soledad para que lo busquemos a él. Y buscándole amemos a los demás. De ahí, que: Nosotros sólo amamos en la hora bendita en que buscamos.

En la búsqueda encontramos a Dios hallando a otro. Cuando referimos nuestros sentimientos como Adán con Eva, decimos: No hay otro modo de amar que, amando, aunque no seas tú a quien yo realmente buscaba.

Buscando, despertamos como Eva del sueño, al escuchar los susurros del amor, no de Adán, sino de quien la había creado y llamado del sueño profundo y eterno para relacionarse con ella.

Por: Gvillermo Delgado-Acosta OP
Foto: jgda
jueves, 28 de noviembre de 2019

El Cuerpo es un Símbolo


El Cuerpo es un Símbolo


Por: Gvillermo Ðelgado OP
Foto: jgda

El cuerpo es el símbolo de la persona humana. El valor del símbolo está en lo que representa hacia afuera y lo que es realmente hacia adentro.


Hacia fuera el cuerpo es lo que está a los ojos. Permite que con facilidad deduzcamos a quien vemos. Casi nunca nos equivocamos en la opinión que damos en lo que vemos. Biológicamente hay características definidas que describen al hombre o a la mujer, al niño o al anciano, al débil o al fuerte. Además, por el cuerpo, también, nos aproximamos al estado interior en que la persona se encuentra. El cuerpo habla mucho de la persona, sin que ella diga una sola palabra. Basta con verla, a veces, sólo con sentir su presencia es suficiente para saber delante de quien estamos.


Hacia adentro el cuerpo es lo que no está a los ojos, pero nos permite intuir que es lo que hay. Lo que está dentro se hace visible en la exterioridad. La alegría, la tristeza, y el dolor son estados interiores que al manifestarse hacia fuera en el cuerpo lo dicen todo. Sin esconder nada. El cuerpo no sabe de secretos. Nada pasa por dentro que no lo sepamos por fuera.


El cuerpo se cuida desde dentro. Lo que decides o haces, todo viene de dentro. La salud es integral y duradera cuando se provee desde dentro. Cuando por fuera quieres alentar lo que va por dentro, a veces llegas demasiado tarde. Y nada se puede hacer. Lo mejor es cuidar el cuerpo desde dentro. Para eso es conveniente pensar acerca de aquello llevarás hacia a dentro a través de lo que comes, de lo que oyes, de lo que miras, de lo que tocas de lo que hueles…


La vida interior debe ser cuidada con buena alimentación, buenos ambientes físicos libres de contaminación. La vida interior se cuida con espacios prolongados de silencios y soledad; con la preferencia de buenas relaciones humanas. Es aconsejable, alejarse estratégicamente de las personas ruidosas y enajenadas. También, es necesario meditar, leer, ir a la montaña, recibir el sol de la mañana y de la tarde, ver el esplender de los cielos estrellados y la luna en plenilunio, montar a la bicicleta, nadar en ríos de aguas frías, dormir plácidamente, corregir los errores, pedir y dar perdón, deshacerte de cosas que no necesitas o tienes de más, mirarte al espejo y amarte.


La salud mental, física y espiritual es sostenida por un manantial profundo que va por dentro. En tal razón la belleza exterior, la felicidad exterior, la sonrisa, el semblante y todo lo que vemos en el cuerpo es sólo expresión de lo que abunda o no abunda en ti.
lunes, 18 de noviembre de 2019