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CAMBIAR

CAMBIAR

Cambiar es convertir algo viejo en nuevo o dar forma diferente a una cosa cualquiera. Es hacer del barro una vasija.

Al hablar de personas, el paso de lo viejo a lo nuevo sólo llega con el tiempo. Nada se puede forzar como el alfarero moldea al barro. El tiempo pueden ser segundos o años. Sólo determinado por el amor.

Lo primero que sabemos de los cambios es que son propios de la naturaleza. Los cambios llegan solos -con el tiempo- porque forman parte de la evolución humana. Eso explica lo que los años hacen con la existencia humana, ya que la vida está en una permanente expansión. La vida inicia en segundos pero puede durar hasta cien años.

Lo segundo que sabemos es que los cambios son profundos. Los cambios profundos se caracterizan por que afectan la naturaleza, pueden cambiarla. Por ejemplo, el agua en la suavidad moldea a su capricho a la tosca piedra. Si eso ocurre entre la piedra y el agua, imagina lo que puede ocurrir entre dos o más personas.

Llamamos cambios profundos aquellos que se dan dentro o al interior de la persona. No son superficiales. Eso quiere decir que hay que llegar y habitar la profundidad de lo que deseamos cambiar. Por ser profundos no es dar forma como pasa con el barro ni moldear la piedra. Es transformar el llanto de muerte en silencio apacible o a las palabras destructivas en aquellas que edifican y acercan a las personas. 

¿Cómo ocurren los cambios profundos? Supongamos a una niña con un temperamento explosivo que la ha convertido para su entorno en antipática e "invivible". 

Si queremos cambiarla, eso sólo será posible en la transformación profunda. O sea, “desde dentro”. Como el jardinero es al rosal, los familiares y los amigos lo serán para esta pequeña.

¿Cómo? Si el cambio “debe” ser desde dentro, entonces hay que entrar en el interior de la niña. Habitar su corazón.

¿Eso es no cambiar nada para cambiarlo todo? Ciertamente. No cambiar nada porque no podemos forzar nada, y cambiarlo todo porque al respetar el modo de ser de la niña,  los cambios se impondrán en su debido momento. Sólo es cuestión de tiempo. Que pueden ser horas, días o muchos años.

Habitar el corazón de niña a quien queremos cambiar es comprenderla, amarla, tal como ella es, con su carácter explosivo. Comprender es cosa del amor. El amor la transformará desde dentro y a profundidad.

Los cambios profundos no siempre ocurren al capricho de quien los anhela, los cambios profundos son un capricho del amor, porque dependen de la fuerza del amor. Toca pues, amar, para hacer venir los cambios al modo en que el amor lo permita. 

Así por ejemplo, si los cambios son profundos y estables es indicación que vienen del amor. 

Por consiguiente, si amas a una persona la cambiarás, sin ni siquiera pretenderlo. El amor, cambia en dirección de la perfección.  Para eso, "debes" entrar y permanecer en el corazón de quien amas, ya que el único modo de amar es y será siempre entrar en el corazón de quien se ama.

Quien ama, ama porque ha logrado entrar y colocarse en el corazón (en el centro) de quien ama. Y quien ama, no solo cambia a la persona que ama, sino que cambia ella misma, y sin pretenderlo cambiará también a su entorno.

Así como el río encuentra su cauce, la persona que ama, como quien recibe amor, se transformará en aquello que ni siquiera sospecha, porque finalmente se transformara en aquello que el amor obligue.

Por: Gvillermo Delgado OP
Foto: jgda
sábado, 16 de marzo de 2019

Las Etapas de la Vida



Las Etapas de la Vida


Nacer no es suficiente para vivir. Vivir es conocer las leyes de la vida. Con razón, “los más grandes enseñan a los más pequeños” a descifrarlas y a hacerlas valer.

Nacer frágiles con las manos apretadas es indicación que somos por naturaleza necesitados. Sólo el día en que nos despidamos de este mundo abriremos los puños. Aquel día quedará liberado lo que se nos dio a la hora de nacer.

La muerte es no necesitar nada. Y debe ser posible mientras vivimos. En cambio la muerte física se impone en el silencio, la frustración y el llanto, porque fue entendida sólo desde la "necesidad y el aburrimiento". 

¿Por qué entender la muerte como final y no como principio? o ¿Por qué la muerte debe ser solamente física? El día que la muerte sea más existencial y no física, viviremos al modo como lo enseñó la Madre Teresa de Calcuta, quien iba con las manos extendidas, nunca empuñadas. De ella aprendimos que las manos extendidas son las del amor y las empuñadas del egoísmo y el odio. Eso es morir para vivir.

¿Por qué sólo en las etapas de la juventud la definición de sí mismo se construye en base a los anhelos y la realización? y ¿Por qué conforme la persona toma decisiones y asume responsabilidades el pasado empieza a ser el horizonte más querido?

Aprender a vivir no es fácil. Conforme nos alejamos de la niñez, la nostalgia de lo que fuimos empieza a imponerse. Nos convertimos en sentimentales. En los recuerdos encontramos el mejor refugio que nos define. Quiero decir que, con el paso de los años la memoria discrimina lo próximo y se remonta a lo recóndito. La memoria se hace más selectiva, nunca olvidadiza. La vida se manifiesta tal cual. Pero, para muchos ya es tarde. Yo creo que para la vida y el amor nunca es tarde.

Es cierto que con la ancianidad la muerte física se asoma, como el sol matutino entre las montañas, tan cierto que el cuerpo en su decaimiento lo recuerda a cada instante. Sin embargo, junto a la muerte, se impone impetuoso, un amor en estado puro; sobre todo, al descubrirse la persona, así misma, en las generaciones que heredan sus genes. Con justicia, los nietos, para los abuelos, son el gran amparo y fortaleza. Y para que quienes aman la vida en todas sus manifestaciones, ese mismo hecho los recompensa a cada instante y más allá del tiempo.

Demasiado tarde llegamos a comprender que la única manera de no morir está en relación con el amor que damos y el amor que recibimos.

En el amor no cesamos de aprender y no cesamos de enseñar. Sólo en el amor es posible vivir la vida hasta el final. Porque ese amor en que amamos nunca fue nuestro, es y sólo puede serlo de Dios.

Por: Gvillermo Delgado OP
Foto: Familia Delgado-Acosta

lunes, 21 de enero de 2019