Unidos en el amor
Por: Gvillermo Delgado Acosta OP
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ijo
Dios: No es bueno que el
hombre esté solo. Haré, pues, un ser semejante a él para que le ayude (Gn
2,18).
La soledad, como ausencia de las demás personas es vacío. El vacío es peligroso. En el vacío no acontece nada bueno.
En cambio, la soledad es un bien necesario, para salir al encuentro de lo que falta. Nacimos solos… pero no podemos permanecer ni desarrollarnos sin la compañía de otros. Necesitamos ayuda.
La ayuda está en el diálogo. El diálogo es el lugar del encuentro. Ahí se halla lo que nos falta. Eso que llamamos "la bendición de Dios".
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l himno de los Corintios. Este himno es el eco, el rumor que se corre, sobre las buenas noticias, por ejemplo en la aldea o en una persona en particular, que le hace decir: Encontré lo que me faltaba. No como un capricho sino como una voluntad de amor, del único amor (Cor 13).
Gustar del amor eterno, hace que todo valga la pena. Que la vida tenga razones suficientes para ser vivida.
Si se ama en ese amor, la otra persona nunca muere, aunque un día muera. Porque define al amor verdadero. Gustar del amor eterno es amar a Dios en la persona que se ama.
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l hombre y la mujer abandonan a sus padres para formar “un solo ser” (Mt 19). La realización humana solo acontece en el encuentro con otro ser humano. No nos realizan los títulos o tener cosas. Las cosas son necesarias como mediaciones.
Lo más preciado de lo humano está en quienes se aman. La historia ha ordenado el mundo a partir del encuentro de dos personas, que dió origen y consistencia a la familia humana.
La familia es el mayor de los tesoros de la humanidad. Es un regalo enorme de Dios. Cuyos responsables directos de ese tesoro son lo esposos: ha sido voluntad de Dios poner ese tesoro en sus manos para que lo cuiden y lo perfeccionen.
Así se crea al nuevo ser. No en soledad. Sino en el tesoro de la familia. La familia junto a todas las familias del universo. Por eso en una boda todas las familias del mundo se renuevan en dos personas que hacen promesas de amor.
Cuatro recomendaciones para aquellos que han hecho promesas de amor
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Si
ustedes no son un invento, sino un despertar desde el sueño de Dios, cuiden lo que
Dios ha puesto en sus corazones. Implica asumir la responsabilidad
de cuidarse mutuamente. Cuidarse es el mejor modo de mostrar que el amor está
vigente en sus almas. Ese fue el primer encargo que Dios dio a la persona
cuando creó el mundo: cuidarlo y perfeccionarlo. Ahora, les toca a ustedes.
2 |
Si se constituyen en esposos a partir de lo eterno, jamás presuman que la vida depende sólo de ustedes. Son parte de la familia humana. De la familia de Dios. Por eso, no teman nunca depender de Dios. Él puso en ustedes el amor, su mismo amor. El amor no es una ocurrencia del destino, aunque así lo parezca. El amor eterno es todo. De él procede todo. Está en todo. Con lo cual, la salud, el trabajo, el crecimiento de los niños, sanarse de las enfermedades, jamás será posible sin ese amor.
3 |
Si bien
es cierto que con el sacramento del matrimonio los esposos se convierten en un nuevo
ser, no presuman del conocimiento que tienen del matrimonio, pues no es suficiente como para
no necesitar de los demás. Para eso tienen a sus
padres, a los demás esposos y amigos. Aprendan con ellos. Crezcan juntos.
Corríjanse con ellos.
4 |
Después de consagrarse en el amor ustedes van a festejar con los amigos. Esto significa que su amor vale la pena. Con lo cual, no sólo hay que celebrarlo el día que se casan. Hay que celebrarlo siempre con quienes aman. Celébrenlo siempre. Busquen motivos para hacerlo. Dios es la alegría, el sabor de la vida. En su boda ustedes dan fe de eso. ¡Sólo así pueden asegurar que ese día feliz dure para siempre!