Viendo "Posts antiguos"

HOMBRE DE ESPERANZA


Tal como mi madre me espera que llegue al menos cada navidad a casa, así de ansioso me pongo cuando espero que llegue o vuelvan quienes yo amo o me aman. Me refiero a esas personas que de modo continuado dan sentido y alegría a mis horas, a pesar del ajetreo y dificultades de la vida.

Cuando en estos días de diciembre y Adviento recuerdo las letras del canto “Ven, ven Señor no tardes” o las palabras del Apocalipsis que dicen ¡Ven, Señor Jesús! (Ap 22, 22) ese mismo sentir de mi madre y de mis amistades se transfiguran en el Señor, en quien yo creo. 

Supongo además que, tarde o temprano cuando él pose su mirada en mí y me asuma para sí, entonces ese anhelo habrá acabado; pues se cumplirán aquellas palabras de San Pablo cuando dice: 
“Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido” (1Cor 13, 12).
Esa sensación “natural” ha de ser porque busco mi-ser-semejante, y no es casualidad que la mejor figura e imagen sea la del creador.

Aquí vienen a colación las palabras del filósofo Sören Kierkegaard al decir: 
“Lo igual solo se conoce por lo igual; solamente quien permanece en el amor puede conocer el amor, y además el amor puede ser conocido”.
 Jesús dijo: 
Permanezcan en mi amor.
Eso, simplemente, eso, es lo que pretendo. Ahí está fundada mi esperanza.

Confieso que el amor es lo que sostiene mis alegrías. Hasta que llegue el día de mi arrebato definitivo (Mt 25). 

Mientras tanto, experimento el amor divino en la amistad de tantas personas que me ayudan a ser bueno y bello, a ser hombre de esperanza.

Por: Gvillermo Delgado OP
Fotos: prestadas
sábado, 29 de noviembre de 2014

Los grandes hombres


A: Mis hermanos: Leo, Migue, Cesar, Sergio Delgado
La gloria de los grandes hombres se mide por la lucha que han hecho durante toda su vida al hacer sus tareas, y no por los triunfos que han alcanzado. “La mayor satisfacción está en el esfuerzo y no en los resultados” , decía el Maestro Gandhi.

Esos hombres se parecen a los árboles que en el verano tienen que votar sus hojas para mantenerse vivos, y sobrevivir para el próximo invierno. Pero es entonces, sí en verano, cuando florecen, exponen sus mejores galas, como si murmuraran: que no hay pérdida sin belleza. Por eso, dicen que las flores más bonitas son las del desierto, pues pintan de colores la soledad (Rubén Blades). Lo que en la aridez se avanza, es precisamente lo que se alcanza. 

Como el campesino que disfruta la sombra después varias horas bajo el sol. En la sombra medita la cosecha que espera, cosecha que no será para sí únicamente, sino para compartirla, cuando piensa en su mujer y sus hijos; Así se mide la gloria de los grandes hombres.

Por: Gvillermo D.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Existir


A: Mis sobrinos y a mis amigas Merce y Magaly

Por prueba y error comprendemos que la vida es lo que viene con la muerte. Al enmendar errores propios o ajenos, la vida termina perfeccionandose en la persona que enmienda. Entonces no sólo la muerte le da sentido a la vida sino que la vida le da sentido a la muerte. Una muerte sin sentido empuja irrevocablemente  a una vida sin sentido. Y una vida sin sentido ¿para qué vivirla? Quien vive la vida sin sentido no-existe, deambula como "alma en pena" por el mundo. Penando y haciendo penar. 
El sentido tiene que ver con las razones del por qué vivir, es aquello con lo que nos empujamos así mismos hacia lo que llamamos perfección, eso que sólo se nutre del sustrato propio de la existencia. ¿Pregúntate por qué vives o para quién vives? en la respuesta hallarás el sentido de vivir y del para qué vivir. La religión que no ayude a este fin está totalmente fuera de ser autentica. Toda religión si es auténtica no sólo nos relaciona con lo trascendente, que es Dios, sino que nos permite a nosotros trascendernos, es decir salir de sí mismos para encontrarnos a nosotros mismos en los demás y en lo que llamamos mundo. Aquí está el principio más propio del amor.
Por eso, las confesiones de fe tienen que haber nacido primordialmente en afirmar que "he amado", que es lo mismo: "juro que existo". Con lo cual caigo en la cuenta que existir es  hacer camino al lado de la otra persona. Aquí aparece lo que en el lenguaje cristiano llamamos amar-al-prójimo, comprensible sólo en el mandamiento esencial: amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Por: Gvillermo D

domingo, 23 de noviembre de 2014

La Corona de Adviento


LA CORONA DE ADVIENTO tiene cuatro velas, que pueden ser de colores diferentes. Se recomienda que tengan los cuatro colores litúrgicos (morado, rojo, verde y blanco/azul). Dejando el cirio blanco con decoración especial para solemnidad de la Navidad, como quinta vela que se coloca en el centro de la Corona.

LA LUZ DE LAS VELAS: inicia el camino, aleja el miedo y favorece la comunicación. Es símbolo de Jesucristo que ilumina la vida de familia. Es símbolo de la presencia permanente de Dios que está en todo momento y en todo lugar, como luz: está de día y de noche, en el camino y la montaña, en la vida y en la muerte, en la soledad y el ruido. Lo abraza todo con su luz. Como el sol en el día y la luna y las estrellas por las noches.

Con las velas encendidas se espera que crezca la luz en el camino de la vida, la esperanza, y el compromiso de vida por la vida. La bendición que necesita nuestra Corona de Adviento es la disposición de todos para preparar nuestra vida y nuestra casa para esperar al Niño Dios que viene a invitarnos a vivir de una manera diferente a esa que llevamos y que no es tan buena, que digamos...


Por: Gvillermo Delgado OP
Artes: Walter García

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Adviento



ADVIENTO Es el período de las cuatro semanas antes de la Navidad. Este tiempo nos prepara interiormente para la llegada de Nuestro Señor Jesucristo. Los cristianos esperamos ansiosos la manifestación definitiva del Señor. Él mismo nos dijo: Mira, vengo pronto (Ap 22, 7). Los cristianos decimos ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! (Ap 22, 22). Eso es el significado fundamental de estos días.

La palabra Adviento significa “llegada” y claramente indica la actitud de vigilia y preparación de los cristianos. Nos dice el Apóstol San Pablo: Ustedes mismos saben perfectamente que el Día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche. Pero ustedes hermanos no vivan en la oscuridad, para que ese día no los sorprenda como ladrón, pues ustedes son hijos de la luz e hijos del día (1 Tes 5, 2. 4-5).

Durante esos cuatro domingos que anteceden a la fiesta de Navidad, preparamos nuestra alma para recibir a Cristo y celebrar con Él su presencia entre nosotros. Para sentirlo cerca de nuestras vidas. Tal, como lo afirma San Juan: “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1, 14).

Por: Gvillemo Delgado
Colaboradores: Merce Zelada y Walter García

Exilio


¿Cómo volver
desde la fuerza
del impulso original
cuando estoy lejos de ti?

Como se levanta
el día cada mañana
divisando a poquitos...
mirando desde lejos
el valle de techos agachados...
así me acurruco para verte a la distancia

y ansioso me postro 

e intento

bajar 

l e n t a m e n t e

por el camino espiral

de los azacuanes

hasta la estación del abrazo.

Quiero volver a vos
en los sones
incendiados de noviembre,
en los petardos
ingenuos de enero en feria.

Y subir las oraciones
por las escaleras del pom,
incluirme distraído - en disimulo-
entre a los aguacatales en ágora.

Al volver a tus corredores
de huipil en piedra
y a tus gotas de agua ausente
me haré argamasa
para tus monumentos
y vigilaré hasta que duren los días
como esas flores que nacen con cada tormenta
y que toleran la sed
porque de pié
vociferan que ellas son la esfinge
ensangrentada de tus templos.

Bajaré con la sangre puesta
para dejarla en tus breñales
de odios y persecuciones.

Bajaré con el sol,
Subiré con la luna.

Despertaré con los vivos
y dormiré con tus muertos. 

Por: Gvillermo Delgado
Foto: jgda
viernes, 14 de noviembre de 2014

SER VIRTUOSOS

Ser virtuosos a la luz de las prácticas de fe

La persona virtuosa es aquella que actúa no para ser compensada por lo que hace, sino porque la fe da sentido a toda su vida. 
Nunca actúes ni te comprometas religiosamente si lo que buscas hacer a este nivel no da sentido a tu vida. 
Es decir, si la fe no te ayuda a responder a la pregunta ¿para qué vivir? No estás en el camino correcto. 

El sentido de la vida ayuda a vivir alegremente y a superar con esperanza las dificultades más grandes, aún aquellas que impliquen la muerte. Entonces es cuando brillan las virtudes. Aristóteles decía que en "en las adversidades sale a la luz la virtud."

Es virtuosa la persona que sigue la voz interior de su conciencia y la voz de Dios. La conciencia se forma a la luz de la experiencia propia y ajena. 

Ser virtuosos a la luz de las prácticas de fe es aceptar libremente las disciplinas propias de la vida, en función del sentido de la vida. Por ejemplo, practicar ejercicios concretos en función de la obediencia. Saber obedecer nos libera. 

Por eso dijo Jesús que, la verdad nos hará libres (Jn 8, 32). Aceptar la verdad es enfrentar los embates diversos que esa aceptación contrae. Sólo será posible a partir de la constancia, la disciplina, las convicciones de fe y la propia experiencia. 

Toda lucha como práctica de la virtud en el buen entendido de lo que la persona busca, le convierte tarde o temprano en virtuosa.

Por: Fr. Gvillermo Delgado
sábado, 4 de octubre de 2014

Dichosos los limpios de corazón



Quien mira a Dios ahora mismo, lo mirará para siempre.

Octubre tiene aires, olores, colores y sabores propios. Todo se ordena en torno al rostro, la mirada sublime de la Madre del Señor y a la actitud enternecida de su Hijo, que resplandece en sus brazos. Octubre es nostalgia, por lo que fuimos, por los que ya no están; a la vez, tiempo de agradecimiento por lo que somos ahora mismo; por lo que tenemos, por lo que nos esmeramos alcanzar, desde las primeras horas del día; y por las razones en las que regresamos a casa y esperamos los fines de semana. 
Octubre es pues, la fortaleza para seguir avanzando en el proyecto que nos ha traído hasta aquí. Es pensar en los nuestros: en los hijos cuando sean grandes y alcancen metas, es consentir la esperanza de los buenos tiempos de salud, la economía doméstica, el techo seguro, la mesa servida, y los tantos amigos o familiares que hacen de las tardes del sábado o del domingo, días inolvidables; es estar contentos, ir por las calles y avenidas o salir de paseo sin temor alguno por los senderos de nuestro país. ¡Eso es octubre! 
Esas son las bienaventuranzas cotidianas en las que una vez más nos unimos fervorosos a los pies de La Madre del Señor, Patrona de Guatemala.
Este año hemos preparado el templo, como casa grande, con motivos particulares. Nos preside como tema central el evangelio de acuerdo al Sermón del Monte, a partir de las bienaventuranzas.
Destacamos el versículo: Felices los de corazón limpio porque ellos verán a Dios (Mt 5,8). Aquí contemplamos el rostro maternal de Dios, vehiculado por María Santísima. Tal contemplación sería a penas un discurso sino propusiéramos un itinerario espiritual que nos mueva a ese ser limpios de corazón, ante la posibilidad, más posible, de ver a Dios un día; más aún, hacerlo visible en los rostros de los nuestros. Ese camino, está reforzado por las virtudes, que ustedes encontrarán a lo largo de la nave central sostenido por catorce ángeles. 
Las virtudes no sólo son una sugerencia para alcanzar lo que buscamos en el camino espiritual, sino modos de perfección humanamente experimentados. Por ejemplo, en María de Nazaret o en los santos. Si haces lo posible para que esto acontezca en tu corazón, estoy seguro que podrás llegar al centro de este mensaje expresado bellamente en el rostro de la Madre del Señor.
Estando en el templo, la casa grande, usted tendrá la oportunidad de sentir esa pureza de corazón, en la irradiación de luz, que bañan el conjunto. Con todo ellos nos movemos hacia la Bella Madre; lo sentirás en los valores y virtudes, ahí visibles.

Quien está limpio de corazón lo más probable es que verá a Dios. Las virtudes nos encaminan a perfeccionar esa intención. Por eso, la alegoría tiene muchos detalles de luz y color porque queremos entrar en tu corazón. De tal manera que, al salir del templo cada quien se sienta limpio, saludable. Y pueda recordar que, quien mira a Dios ahora mismo, lo mirará para siempre. 

Por: Fray Guillermo Delgado
Foto: Archivos de la Cofradía del Santísimo Rosario
lunes, 8 de septiembre de 2014