El Plan de Dios
Dios puede hacer cumplir su palabra con la fuerza de su aliento como cuando dijo: “haya
luz”, y “hubo luz” (Gn 1, 3);
pero, Dios respeta las leyes y los
procesos de la naturaleza que él mismo creó. Eso le hace ser Dios. Pues, no es un dictador que incluso da ordenes en contra de lo que él mismo inició.
La naturaleza lleva un proceso lento, pero sin error. De
ahí que en las leyes y comportamientos de la naturaleza encontremos sabiduría.
Así, por ejemplo, Dios
está en cada paso de la germinación de la
semilla, en su desarrollo, floración y fruto. Notemos, que cada paso tiene armonía de leyes. Es la música de Dios. Él danza y se deleita en su obra, llevándolo todo hacia un fin determinado: como de la
semilla a la fruta. Así funciona el plan de Dios.
De donde extraemos una gran lección para nosotros:
¡Respeta las leyes de la vida y serás beneficiado por ella! ¡O sancionado si no las respetas! No olvides nunca que Dios está en el camino de tu vida, ese es su plan: crear, acompañar, trazar caminos hacia una meta definitiva y feliz.
Quien
no capta la verdad de las cosas, donde Dios permanece, porque se cree tan
autónomo e independiente, tiende a rebelarse contra todo aquello que aparente
ser una amenaza para sus intereses. El resultado será siempre el mismo, se perderá en el laberinto del egoísmo y no
alcanzará la sabiduría de la vida feliz.
Por
naturaleza la persona necesita de un proceso para aprender. Por
eso, Dios quiso trazar una línea recta inevitable que va de su nacimiento y a
su la muerte. En ese camino la persona aprende el bien, aprende a esperar, a trazar metas
y alcanzar todo lo que se propone.
Como en todo, hay que partir de un punto de origen.
Para
mirar lejos primero hay que posar la mirada donde descansan los
pies. Juan el Bautista señaló el horizonte del Mesías para todos, pero sólo
pudo ser visto por aquellos que lograron mirarse así mismos y cambiar su
interior. El ojo se purifica primero para alcanzar la distancia.
En segundo lugar, alcanzar toda distancia es dejar que el tiempo sea movido por su autor, como al viento. Alcanzar es llegar allá donde Dios está. Es dejar a Dios ser Dios en tu vida.
Por tales motivos, aquellas personas que cumplen sus palabras actúan en nombre de Dios.
Quien hace el bien es señalado como una persona buena y al mismo tiempo, como quien hace visible a Dios en el mundo. Porque sin quererlo ya es parte del Plan de Dios, pues al hacer el bien da cumplimiento a la palabra eterna y está llevando a plenitud la obra que Dios inició un día y confío a la persona humana para que la perfeccionara y la encaminara hacia su plenitud. Dejando claro, a la vez que, él estaría con nosotros hasta el final de los tiempos. Lo dijo Jesús, en estos términos: He aquí que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo (Mt 28, 20).
Por: Gvillermo Delgado OP
Foto: jgda
Sin Comentarios
¿Qué piensas de esta reflexión? Dame tu opinión.