La semilla de la célula primigenia
tuvo que posar por el costal de la flor
para encubar la vida.
Ahí estaba yo...
no lo puedo recordar,
por más que lo intente.
Aquello fue un acto lejano
indeleble al alma.
Pero también estabas vos conmigo,
apartando espacio entre la espesura
para dar lugar al único amor en el que nos fundamos.
Por: Gvillermo Delgado OP
Foto: jgda
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