Los anhelos humanos Hechos y Palabras viernes, 3 de junio de 2016 5 Comentarios


A mis amigos: Kevin Cuz y Tono Flores. Empoderados de anhelos. Ellos avanzan con armazón de certezas,

Los anhelos humanos 

Un anhelo siempre será extraño debido a que su naturaleza se debate entre la certeza y la incertidumbre...

De: Gvillermo Delgado OP


Los anhelos se parecen mucho a "la avanzada de las personas en dirección de los ideales", a las utopías y los sueños, porque son la materialización de los deseos, por los cuales toda persona lucha, toma decisiones y entrega su propia vida hasta la muerte.

En la realización de las grandes cosas está la fuerza imbatible de los anhelos. Los anhelos hacen a los santos, a los héroes, a los amantes, al profesional y al artesano; pero también a cuantos siguen una idea al margen de la virtud, como el terrorista verbal o material, al adicto a las drogas y a la mentira.


Hay anhelos que por su naturaleza son extraños, como aquellos que concibe la persona racional para morir por una causa justa. Es extraño porque "la causa justa" está en el marco que toda ética convalidada ante las virtudes. El mismo Sócrates acepta la condena a muerte al ser acusado de corromper a la juventud con  las ideas y por atentar con la tradición de los dioses griegos -el filósofo bebe la cicuta con la certeza que aceptaba la muerte por defender una gran causa en favor de la juventud ateniense.


 El anhelo, como deseo vehemente, tiene una contrapartida, ya que puede aproximarse a una razón suicida derivada de la interioridad del alma en estado de trastorno. En este ámbito algunos críticos se atreven a quitar méritos al acto martirial como entrega extrema de amor. En los primeros siglos del cristianismo muchos creyentes se fueron a vivir  al desierto para experimentar la soledad y el desamparo espiritual que les aproximaba, en imitación, al Maestro del Sermón del Monte y de las turbulencias del mar; ahí dieron razón los testimonios de los santos padres del desierto.


Pensar "ofrecer" la propia vida en una lucha validada por la ética que nos encamine al cenit de la existencia, aunque se decline hacia la esquina marginal de la ancianidad cuando las fuerzas son esbozo lejano y los recuerdos se tornan tan vivos en la memoria despierta, implica estar atentos a lo que ahora mismo significa ofrecer la propia vida. 

Un anhelo siempre será extraño debido a que su naturaleza se debate entre la certeza y la incertidumbre; precisamente esa es la condición necesaria para desatar los nudosos hilos del alma que hilvanan el tejido de la vida feliz. 

Lo que el alma racional no debe retener en demora son las decisiones que la incertidumbre conservadora ata a conceptos inmóviles. Más bien la incertidumbre es la servidora de la certeza. La incertidumbre se parece al horizonte inalcanzable que se posa como norte del camino. Es a la vez certeza que guía al caminante con brújula en mano para llegar al filo de lo que mentalmente creyó. Dar la vida y ofrecer la vida de tal modo, da sentido y realización a la persona, junto a quienes se pusieron en su camino, pues termina como el río que viene cuesta abajo para abrazase al mar.  

De acuerdo con mis percepciones y hallazgos en la vida social y espiritual, la persona debe remitirse siempre a quienes ama y a la divinidad.  Considerar, además, la tradición ancestral y todos aquellos ritos y gestos simbólicos que vuelven nuevo lo que en el pasado tuvo preponderancia en la vida de la comunidad humana. 

El alma que nace de esta agua, hace que sus anhelos no sólo se realicen sino que su vida presente sea gratificante. Además hace de las personas, a sus amigos. Entre ellos ama, selecciona a unos pocos y les ofrece su propia vida (dejemos el amor como realización universal al mismo Dios y a las utopías humanas). 

Lo que venga después no sólo dependerá de lo que pudo posibilitar el alma, sino de lo que los amigos, su amor, y su Dios le quieran mostrar eternamente. O sea el amor como regalo que sólo viene con el anhelo.


Foto: jgda
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5 Comentarios

Antonio FM 3 de junio de 2016, 10:11

Pero bien dice, que la certeza debe ser aquello de lo que nunca se esta seguro; porque solamente el que duda va y pregunta, quien pregunta es porque esta buscando y quien busca halla lo no sabia estaba necesitando.

Por eso me lleno de anhelos, magia y utopía, la vida necesita un poco de ambos para cada situación o "prueba" con la que nos topamos; de tal forma que estos me han llevado a rodearme de soñadores, optimistas, luchadores y sabios.

Y aquí estoy, muchas lunas después de mi terremoto, con la certeza de que única constante es el cambio y que no basta anhelar, a veces también hay que luchar.

Hechos y Palabras 3 de junio de 2016, 10:47

Los anhelos sino implicaran las luchas serían "pasiones inútiles". Los anhelos son tan poderosos porque se convierten en pensamientos y palabras, y como tales se materializan en la práctica: son acción y movimiento, son la carne cicatrizada de los que luchan. Son como la Palabra hecha carne. Al principio parece tan remotos, lejanos, como en la lejana narración del "fallo" de los primeros humanos de la creación; pero nunca fue tan tarde, para recrear lo humano con el filo y cincel de la divinidad. Así son los anhelos, son el móvil de la realización y plenitud, por decirlo en términos éticos.

Unknown 4 de junio de 2016, 2:23

Lo resumo pensando que los anhelos son el combustible del motor de la vida. Muchos descubrimientos e inventos no se habrían realizado sin ellos.

Hechos y Palabras 4 de junio de 2016, 3:39

Excelente apreciación. Los anhelos: "son el combustible del motor de la vida".

Unknown 9 de junio de 2016, 9:04

Los anhelos son la locura de los cuerdos y la cordura de los locos. El trapecio del que queremos soltarnos para pasar a otra etapa