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El poder de ser-uno-mismo
El poder de ser-uno-mismo
La razón del Bautismo Cristiano
La razón del Bautismo Cristiano
Jesús que no tenía pecado (Heb 2, 17) es bautizado en el río Jordán por Juan el Bautista (Mt 3, 13-17), quien realizaba un bautismo de conversión. En aquel gesto se oyó una voz que decía: “Este es mi hijo muy amado”; quedando mostrado así que el acercamiento de Dios a la humanidad es total.
El
vínculo de Dios con lo humano es tan íntimo al punto de hacernos hijos suyos. En el bautismo, lo
humano y lo divino se abrazan.
El primer y gran acercamiento de Dios tiene que ver con hacer suya la tradición judía. En el
bautismo, Jesús recibe la venía de la comunidad a la que pertenecía, para
emprender su ministerio. Él asume y se vincula a la tradición de sus
antepasados.
La novedad
de Jesús está en el Evangelio que predica y la eficacia de su misión consistió
en que asumió la herencia ancestral de su pueblo. Otra cosa es la crítica que
hace a las instituciones, aún las religiosas, para que la buena noticia las
inunde.
Jesús no
inventó la tradición de un pueblo. Su novedad consiste en renovar todas las
cosas. De ahí la importancia de su bautismo.
En tal
razón, los cristianos somos bautizados, asumiendo así, en la tradición de la
Iglesia, el legado del Evangelio a lo largo de tantos años.
El bautismo cristiano
consiste en participar de la muerte y resurrección del Señor, para convertirnos
en “ciudadanos del infinito”. Con lo cual constatamos que Dios camina con nosotros
desde el día que nacemos hasta el momento de la muerte.
El bautismo
de los cristianos, en tanto participar de la vida de Cristo, significa que no
somos sólo seres terrenos, “nacidos del agua”, sino también “nacidos de lo alto”
(Jn 3, 5), de tal modo que, somos del agua y del Espíritu. En nuestra humanidad
prevalece el mismo Espíritu de Dios.
Al ser
bautizados, aun siendo niños, por la fe de toda la Iglesia, dejamos claro que
no somos sólo fruto de la necesidad terrena, sino seres con aspiraciones
superiores.
La experiencia
de los bautizados denota, de este modo, que por pequeños que sean nuestros sueños
y tareas, estos llevarán siempre un hálito de eternidad. He ahí la razón del
bautismo cristiano.
La generación perdida
La generación perdida
Creados por Amor
Cuando Dios creó a Eva, dejó caer sobre Adán un sueño profundo, pues la mujer es el sueño del hombre. Eva es el sueño. Al despertar, Eva, por primera vez, lo hace al contacto del amor. Antes era sólo sueño. Ahora, el amor sueña con ella y ella sueña con el amor. Por eso, la mujer, existe sólo para los demás.
Por: Gvillermo Delgado-Acosta OP
Foto: jgda
El Cuerpo es un Símbolo
El Cuerpo es un Símbolo
La Fe
La Fe
Todas las personas tendemos a la búsqueda de cosas mayores, digamos, como ejemplo, la felicidad. Nos pasamos la vida añorando ser felices y luchando por ello. Sin embargo, nos despedidos de este mundo sin un día haberla alcanzado, al menos en el modo que la imaginamos.
Guillermo Delgado OP
El problema de no alcanzar la felicidad está en el modo de buscarla. Necesitamos de la fe.¿Qué es la fe?
De ahí que por la fe buscamos aquello que el alma sabe que requerimos para ser felices.
Aceptar «su» palabra, implica entrar en relación con él. Esa es la fe verdadera.
En ese orden de cosas, damos confianza y esperamos la confianza de las otras personas, sin la cual no es posible ninguna relación humana permanente.
La fe es el alma del amor. Y hace del amor la realidad visible por el cual nosotros creemos.
Ese día, el de la felicidad, no puede esperar más... solo hay que empezar con animar al amor con la fe.
La Verdad es simple
La verdad es simple
Lo esencial de la verdad está en lo simple. Sin embargo, a
veces se muestra compleja e inaccesible ¿por qué?
Así, como el cristal transparente deja pasar la luz, del
mismo modo la verdad puede ser conocida con la simple mirada. Sólo hay que ponerse
del lado de la fuente de la luz.
Mis estudiantes de ética hicieron unos ejercicios de observación.
Se fueron a cualquier sitio cotidiano donde la vida transcurre. Unos fueron al mercado,
al parque, a la Iglesia, al bus, al supermercado, a la propia casa, y a otros
tantos lugares.
¿Qué vieron? Vieron gente caminando, hablando, comprando,
vendiendo, corriendo, rezando, comiendo… ¿Cuál fue la novedad de esa observación?
Sólo una, y es esta: que la verdad está iluminada en cada persona.
La verdad está ahí en cada persona. La verdad es la historia de
las almas y su movimiento. Ella nos mueve: a trabajar, a construir sueños o a morirse
antes de tiempo.
Ahora, ¿esto es el último descubrimiento los estudiantes
de ética han hecho para la humanidad? Claro que no.
Pero nos visibilizaron la verdad, invisible para muchos.
¿Cómo lo hicieron?: Mirando con la simpleza, como quien mira
a través de un cristal. Así entraron en el alma de las personas.
Quiero decir que, los estudiantes, no sólo vieron muchas
conductas en las personas. Ellos vieron la verdad. Eso «los hizo sentir en su propia alma», aquello que descubrieron en las personas que observaron.
Puedo suponer que los estudiantes sintieron libertad, y lo
concreta que ella es. Más aún, puedo concluir, después de sus reflexiones
personales que:
Lo bello es simple. Nadie podrá experimentar lo bello,
sin la capacidad para entrar en el corazón ajeno, como la luz que atraviesa el
cristal.