El poder de ser-uno-mismo
¿Cómo superar el vacío interior? Existen modos.
Esta vez quiero aludir a uno, y es, a través de la re-valoración de la soledad y
la memoria.
Volverse sobre uno mismo es hallarse en la
soledad de los propios orígenes. De suerte que de la soledad vienen las capacidades
para tomar decisiones firmes.
Por ejemplo, la ancianidad se vive con
gozo cuando se centra en la decisión de conmemorar la vida. Eso la hace alegre
y feliz, no sólo en lo momentáneo. Volcados a la niñez y a la juventud, los
ancianos viven jubilosos. Para ellos el recuerdo no es una frustración por
aquello que jamás volverán a ser, sino por el gozo de mirarse a sí mismos en lo
que persiste en su alma.
La soledad no es un estado
de abandono (a modo de desamparado o vació) sino la experiencia más propia "para
ser humano", que con frecuencia pasa por la “buena relación de las personas” y
no por el puro formalismo de los contratos institucionales que garantizan la
“realización material”. Con lo cual constatamos que la soledad acerca a Dios, a
los ideales, y a las relaciones humanas plenas.
Para cualquier edad de la vida, cuidarse y
autoevaluarse, son recomendaciones prácticas. Cuidar las capacidades de
autocontrol. De tal modo que, en el momento más importante del éxito, una vez
colocados en la cima de los ideales, no se pierda el control del mundo personal
y social. Para eso la autoevaluación ayuda a “dudar de todo”, incluidas las creencias
elementales, para perfeccionar la fe y mantener la integridad de los ideales.
A menudo las personas que rigen las
instituciones se declaran con poder -de acuerdo con sus parámetros de
realización y anhelos- llegan a obviar la realidad, creyendo que lo que ahora
son, será para siempre. La experiencia nos dice que toda conquista dura tanto
como una puesta de sol, que precede a la oscura noche. No hay que esperar a la
derrota para medir las propias fuerzas; aunque es frecuente que el hombre libre
puede reivindicarse, aún en la desventura.
El hombre libre es quien está brotando
siempre, como de una fuente de agua, de su propia soledad y memoria.
Por: Gvillermo Delgado Acosta
Pintura: Alfonse, "La luna y las estrellas".
Siempre hay formas, a través del tiempo de disfrutar de la vida.
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