LOS AMIGOS Hechos y Palabras viernes, 2 de octubre de 2020 Sin Comentarios





Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

(Jesús de Nazaret en Jn 15, 13-14)


Por: Gvillermo Delgado OP


Tara y Roberto se definen éticamente como “cuidadores”. Amigos de la vida. Tienen su casa al pie del Xucaneb, cerro sagrado para las culturas ancestrales mayas de Cobán en la Alta Verapaz de Guatemala.


Ricardo y yo fuimos a visitarles un domingo por la tarde. De ahí estas ideas sobre la amistad.


La gratitud hacia las personas pone en evidencia la identidad de “los otros” y de “uno mismo”. Más, si está referida a los amigos. Ir con los amigos es avanzar desde el desgano o el entusiasmo hacia lo desconocido que sólo será descubierto una vez regresamos del viaje.


 Habitualmente agradecemos por aquello que las otras personas “sacan a flote” de nosotros mismos, y vemos reflejado en los amigos. Sólo entonces, hacemos propósitos y aprendemos a replantear lo que ahora mismo somos. Por ejemplo, nos hacemos más tolerante en el trato con las demás personas.


Los amigos nunca se pierden. En el caso que mueran los acogemos en el alma. Hacemos nuestro su legado y los añadimos a lo mejor de nosotros mismos. La ausencia de los amigos nos perfecciona. ¿Qué queda fuera de los amigos? Decía el Poeta Jorge Guillén: “Amigos. Nadie más. El resto es selva”.


Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son mis amigos… porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho (Jn 15, 14).


La amistad que avanza del todo a la nada o de la nada al todo determina los valores de la confianza y la radicalidad del amor.


¿Quiénes son los amigos? Cada uno define los suyos según le permitan definirse así mismo. En la base o fuente están los padres, desde ahí, como luz difuminada, se expande la amistad por el basto universo de las personas y las cosas. Con razón damos estos atributos humanos a Dios ¿o de Dios los aprendimos, aún sin haber nacido y sin saberlo? Quizá, por eso decimos que los amigos son para siempre.


Tara y Roberto nos enseñaron aquella tarde que el mejor modo de ser amigos tiene que ver con la capacidad de amar la naturaleza en todas sus manifestaciones.


Algo nuevo reluce en nuestras almas, gracias a los amigos. 

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