El amor se engrandece cuando busca el bien del amado. El Gran Amor ofrece y entrega lo mejor, que está en sus posibilidades. Si considera que lo mejor de este mundo está en su corazón, simplemente da su corazón.
Lo grandioso está en que al "dar el corazón" a una persona lo está entregando a muchos.
Lo grandioso está en que al "dar el corazón" a una persona lo está entregando a muchos.
Jesús permitió que
sus amigos habitaran su corazón, para que muchos entraran "a
su casa". Él amplió su alma para abrazar a todo lo humano con su sombra divina. Decía:
«Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11, 28-30).
Del mismo modo cuando Jesús dijo que él es la Verdad, se dedicó a poner las bases para que las personas nos uniéramos a él.
Una vez creado el vínculo, la persona examina su propia vida delante de ésa imagen verdadera, del cual es semejante. Ahí está el Gran Amor.
«He aquí, que yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 20).
La persona que se examina delante del Gran Amor, ella misma se convierte en el Amor, se hace «punto de referencia para» que otras tantas personas examinen su propia vida.
«Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11, 28-30).
Del mismo modo cuando Jesús dijo que él es la Verdad, se dedicó a poner las bases para que las personas nos uniéramos a él.
Una vez creado el vínculo, la persona examina su propia vida delante de ésa imagen verdadera, del cual es semejante. Ahí está el Gran Amor.
«He aquí, que yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 20).
La persona que se examina delante del Gran Amor, ella misma se convierte en el Amor, se hace «punto de referencia para» que otras tantas personas examinen su propia vida.
Por: Gvillermo D Acosta, OP
Arte: Prestado de Web
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