Viendo "Posts antiguos"

TU CANTO ES UNA VOZ

Tu canto es una voz
que dice cosas
que no siempre entiendo
como que no fueran para mi;
sin embargo al mirarme
vuelas, vuelves,
reiteras tu canto.

Yo inconsciente
sigo esperando
a que te poses en mi rama,
que cantes adentro,
más debajo de mi alma.
En la raíz secreta de estas flores.

¿Por dónde vienes ave mía
a caso entre los matorrales de Corinto
o por las alturas de los Cuchumatanes;
por el equilibrio del niño de pecho,
o por el vértigo de la edad de los abuelos?

Yo te estoy esperando
en la puerta del amanecer.
Con los cánticos sálmicos del templo sagrado,
para que derramen las nubes la victoria
y germine de la tierra la justicia.

Yo anhelo con nervio de fuego
que todos los clamores voceen en una
a la orden de Amós
en la fuerza isaídica consumada;
mientras en tu secreto silente
me tejes por dentro
otra vez como en el vientre de mi madre.

Para que cuando por fin vengas
me eleves en tu canto,
más allá de las alturas de tu mirar,
al otro lado de mi súplica,
me traigas en la suavidad de tu camino
a tocar por fin tus secretos
como tocas los míos en mi amor distraído.

Por: Guillermo Delgado
Fotos: jgda
lunes, 19 de julio de 2010

Fiesta de luna llena

Las hojas de los liquidámbares se estremecen
nerviosas por el abrazo de los bejucos en su tallo.

Las oropéndulas van gritándose una a otra
mientras se persiguen
hasta alcanzarse en los guarumos.

Los clarineros  juegan sin disimulo
para atraer a sus hembras.
Por su parte, en otro árbol, los chíllos posan en el ápice de las ramas vigilando las distancias.
Después de todo, los pájaros llaman a sus hembras desde sus nidos. Y la luna invisible entre lo espeso del verano espía a la montaña en el otro extremo de la noche.

- Se acerca nuestra fiesta,
 nuestra fiesta de luna llena.

- Salgamos.

- Vámonos para la Ermita.

- Ponte el chal de la tardecita.

- Allá, a la distancia de otro día, los niños vienen cortando las flores y persiguiendo mariposas.

De un lado a otro los conacastes
bromean contentos,
mientras se pasan de mano en mano
el perfume del viento visible
en sus pequeños dedos dorados.

- A esta hora seguimos el rumbo
que nos trajo la mañana.

Mientras tanto, las mariposas duermen,
y brillan las luciérnagas
al compás del túngere, túnguere de las ranas.

Y la niña tomada de la mano de su Madre pregunta: ¿para dónde vamos Mami?

Cuando en el silencio de la noche los grillos tocan sus chinchines.


Por: fr. Gvillermmo Delgado OP
Fotos: jgda

sábado, 17 de julio de 2010

Carta de un Sacerdote Católico

Carta del P. Martín Lasarte, salesiano uruguayo que hace casi 20 años está en Angola (África). Es una carta dirigida al periódico New York Times, que se ha empeñado en una campaña mediática contra la Iglesia y el Papa, más allá del doloroso escándalo de los sacerdotes que han sido motivo de escándalo por sus inconductas sexuales aberrantes.

Querido hermano y hermana periodista:
Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.

Me da un gran dolor por el profundo mal que personas que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes… Ciertamente ¡todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de preconceptos y hasta odio.

¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños... No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU. No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un refugio. Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos… o sobretodo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.


No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región… Ninguno pasa los 40 años.

No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada criatura…

Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento ofendido.

Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión.

En Cristo,

P. Martín Lasarte sdb
Angola - África
miércoles, 2 de junio de 2010

Lo humano


¿Qué sería de lo humano fuera de lo divino?


El ser humano es un caminante en marcha hacia una infinitud absoluta que jamás podrá medir. Él debe salir del mundo familiar de la existencia. No puede atrincherarse en su limitación. Está obligado a salir de sí mismo como entrega al Dios incomprensible. Pues sólo cuando entiende a Dios sin abarcarle ni comprenderle, es cuando su incomprensibidad llega a ser el contenido dichoso de su la existencia.

Dios actúa en el fondo de la existencia humana poniendo de relieve lo que el hombre es como criatura, imagen y semejanza suya. Lo humano está fundado en el abismo del absoluto, en el abismo de la libertad de Dios, por eso, de alguna manera, ya aquí mismo somos lo que debemos ser.

Pero esta no es una cuestión de mera comprensión racional.  Pues de no aceptarlo con gusto, no por eso dejaría de imponerse a nuestra existencia.

Es  la realidad de lo divino donde se funda el ser del hombre. Y sólo puede ser experimentado trascendentalmente desde su propia existencia histórica. Lo cual nos hace reconocer que hemos sido creados por Dios, a él destinados, colocados ante él y llamados a participar inmediatamente de su gloria. Pero nos hallamos todavía en la era del mundo, no donde nos corresponde estar eternamente.
  
Esta verdad la sabe todo hombre, aun aquel que no se declare creyente, arreligioso o que no tenga una fe explicitada, o sea "los cristianos anónimos" de los que habla Rahner. De cualquier modo aunque sea con “pretensiones racionales” todo Homo Sapiens Sapiens  busca explicitar esa verdad. Todo Sapiens dice amar, en palabras de Scott Peck: “el amor es la voluntad de extender los propios límites del yo, con el fin de impulsar el desarrollo espiritual propio o ajeno”.

 ¿Qué sería de lo humano fuera de Dios? No estaría ante la totalidad única de la realidad ni de su propia existencia. “Abría olvidado su propio olvido”. Habría dejado de ser humano, sería un animal habilidoso. O simplemente estaría en el nihilismo vacío encaminándose a la nada. Incapaz de amar sería intecambiado como un bien de consumo, tal como cocurre ahora, donde la humanidad se desactualiza, pierde valor, con y en los bienes que consume en el paso breve de tiempo. El mismo es cosa de consumo, algo, no siempre alguien. Y así como  intercambia bienes y servicios, se intercambia así mismo como sentimientos, amistad, cuerpo...

¿Cómo podríamos inteligir esta realidad del hombre histórico, sino es a partir de su propia existencia, desde dónde se sabe a sí mismo no conociéndose del todo por ser misterio él mismo y por estar enfrentado siempre con la “otra” misteriosidad? 

La persona humana individual relacional  es dios, dios relativo. Esa realidad constatada históricamente, inherente al hombre, que a la vez le es inmerecida y extraña- es lo que nos remite atrevernos a decir lo que de suyo es parte de nuestra propia autoexperiencia.

Guillermo Delgado-Acosta, OP
Breve estracto de mi tesis en teolgía.
El existencial Sobrenatural de Karl Rahner, 2001
lunes, 3 de mayo de 2010

RABINAL y los cambios sociales


 Lectura social de los cambios en Rabinal

¿Son necesarios los cambios? ¿Hacia dónde se encaminan las sociedades indígenas de Guatemala? ¿Qué hay del colonialismo interno e histórico? ¿Quiénes son los nuevos sujetos de cambio? Éstas y otras preguntas acompañaron mi exploración de búsqueda entre los espinudos y limbóticos caminos de la desmadejada sociedad de Rabinal, acerca de los cambios y el poder. Comparto algunas ideas de aquella exploración. Si les interesa profunidizar más, pueden consultar el texto: Tradición y cambio en Rabinal, su manifestación en el poder local, Texto Ak Kutan, 32, 2007.


A. Influencia e intercambio de lo urbano y lo rural

1. Las comunidades indígenas de Rabinal tienen la capacidad natural de apertura y diálogo a nivel subjetivo y social, que les permite consolidar su identidad cultural, en tanto proceso específico de comunicación. Pero en los últimos años hay que considerar dificultades y beneficios de relación en dos ámbitos. Primero a nivel histórico, han sido influenciados por las culturas dominantes quienes han trasvasado elementos culturales en relaciones de dominación, a modo de colonialismo interno. Segundo, a nivel institucional, los agentes de cambio son los entes que configuran las instituciones en las comunidades, a través de los comités, los emigrantes y estudiantes.

2. Los años de la violencia se describen como cosa que vino de fuera, lo urbano. Los agentes de cambio son quienes operan en las aldeas a la sombra de factores concretos como la situación política de aquellos años, e influyen en los modos tradicionales de relación con la naturaleza y de organizar la vida en torno a los ciclos de siembra y cosecha. Con el tiempo ha favorecido y acelerado el auge del fenómeno de emigración, y el surgimiento de nuevos agentes de cambio: los jóvenes. La violencia debilitó las instituciones tradicionales mayas y las costumbres pero no las desapareció. Fortaleció la dispersión en la organización comunitaria y la cooptación de los líderes por el ejército, también congeló los ritmos cíclicos normales y el sustrato que da contenido a la comunidad y la familia, y la reinterpretó en la rigidez de las conductas inspiradas en la ley fuerte. Lo cual debilitó el liderazgo comunitario, y favoreció el estancamiento o retroceso en los procesos de desarrollo ya emprendidos desde antes del enfrentamiento armado.

3. La relación e intercambio de lo urbano y lo rural se considera a la luz de los elementos de la modernidad asumidos en las comunidades en los siguientes aspectos: la organización de la estructura familiar y la vida cotidiana; los jóvenes como indicativo de la apertura a lo otro por mediación de la educación y la migración, la adecuación a la tecnología, la comunicación y a los modos de intercambio comercial; el impacto ecológico y desgaste de las tierras; la nueva lectura de las tradiciones; los cambios psicosociales que genera la migración en quienes retornan.

B. Las funciones de los sujetos comunitarios

1. Los líderes comunitarios y los jóvenes son los agentes más importantes que inducen los cambios más significativos al interior de las comunidades, pero no de modo exclusivo.

2. La aceptación o rechazo de lo urbano se manifiesta en los comportamientos concretos de sus agentes, debilita el compromiso comunitario y fortalece los modelos democráticos de elección. La capacitación de los miembros a través de instituciones los condiciona en el modo de trabajo, y los hace más efectivos, lo cual contribuye a valorar lo propio en la relación nosotros-ustedes. En las comunidades subsisten indicios de las estrategias militares de dominación, que divide a los líderes comunitarios, lo cual hace frágil el sustrato ideológico que configura la vida política. Los líderes tradiciones han perdido protagonismo en las comunidades debido a la influencia y penetración de modos nuevos de organización oficial y no oficial, después de los años de la violencia.

Por: Guillermo Delgado
martes, 13 de abril de 2010

La parábola del hijo pródigo

El Padre Bondadoso A propósito de Lc 15, 11-32

Jesús fue un conocedor de los conflictos que se vivían en las familias de Galilea. Sus mensajes recrean tales situaciones. Por ejemplo, las discusiones entre padres e hijos, los deseos de independencia de algunos, o las rivalidades entre hermanos por derechos de herencia que ponían en peligro la cohesión y estabilidad de la familia.

La familia lo era todo. Una familia con problemas estremecía todos los ámbitos de las relaciones. Se sufría mucho. La familia era hogar, lugar de trabajo y sobrevivencia, fuente de identidad, seguridad y protección. Era difícil sobrevivir fuera de la familia.

Las crisis de familia pasan por restarle importancia a los vínculos de las relaciones entre los miembros de la familia.

¿Cómo puede un niño, una niña, un joven, un hombre, una mujer, ser y realizarse fuera del ámbito hogareño? ¿Dónde más ir? ¿Qué le queda al joven si se aventura fuera de ese calorcito? ¿Soportará el frío de lo desconocido? ¿Aguantará la soledad de la altura alcanzada allá en el ápice de su montaña de decisiones? ¿Qué sentido tendrá aquello de irse, sin que nadie le espere allá o aquí?

Jesús habla de la relación del Padre con el hijo. El hijo pide la herencia a su padre. Pero no sabe lo que hace. Pedir la herencia es dar por muerto a su padre. De ese modo rompe la solidaridad con la familia y echa por tierra su honor… lo que pide es una vergüenza y una locura para todo el pueblo. Es algo imperdonable. Todos los ojos le miran rabiosos. Están en desacuerdo con él. Menos los ojos del Padre. Él respeta la sinrazón de su hijo y reparte su herencia. Es decir, su vida y sustento.

El amor trasciende la locura. Tiene capacidad de mirar lejos.
¿Y la autoridad del Padre, dónde queda? ¿Cómo puede aceptar aquello perdiendo su propia dignidad y poniendo en peligro a toda la familia, y sobre todo el buen prestigio?

El hijo se marcha a “un país lejano” sin la protección de nadie. Ha caído en la degradación. Pero reacciona. ¿Es tarde?  Para el amor nunca es tarde. Tiene al Padre. Lo sabe.

Es tarde sólo para quien no tiene a nadie que le espere.
El Padre recibe a su hijo no como el patrón y patriarca de una familia. Sus gestos son los de una Madre. Esos besos y abrazos son signo de acogida y perdón, pero también de protección y defensa ante los vecinos, que apresuran la restauración de su dignidad dentro de la familia.

La sabiduría aun encima de la necedad del hijo está en saber volver, saber esperar, saber callar.

Al hijo mayor el regreso de su hermano no le produce alegría, si no rabia. Se siente extraño en la familia. Él no se había perdido en un país lejano, pero se encuentra perdido en su propio resentimiento.

El padre sale a invitarlo con el mismo cariño con que ha salido al encuentro del hijo que ha llegado de lejos. No le grita, no le da órdenes. No actúa como el patrón de la casa. Al contrario, como una Madre, le suplica una y otra vez que venga a la fiesta.

Es entonces cuando explota y deja al descubierto todo su rencor. Ahora no sabe sino humillar a su padre y denigrar a su hermano denunciando su vida de males.

El hijo mayor no entiende el amor de su padre hacia su hermano caído en la miseria. Él hermano mayor no acoge ni perdona.

De ahí las máximas que del amor derivan

El amor no es exclusividad de la persona buena, porque el amor subsiste a pesar de la maldad.

Quien no se abre al amor nunca sabrá darlo.

Quien nunca es perdonado, no perdonará jamás. En él la posibilidad de la ternura será siempre un sueño irrealizable.

En el odio nadie encuentra el camino seguro.

Es tractor que hace suyo todos los caminos está perdido en las tantas opciones. Porque destruye en todas las direcciones. Cualquier ruta que tome le llevará a cualquier extremo.

Sólo queda un camino que andar, y ese es el del amor. No existe otro. Mientras vivir sea nuestra tarea, y ser feliz  nuestra misión, el amor será el sentido definitivo.

Negarse al amor es exponerse al vacío que la soledad provoca. Es estar solo en un mundo de muchas compañías. Es exponerse a la vulnerabilidad de los límites.

La pérdida de sí mismo es mirar desde arriba con el lazo al cuello, con la enorme tentación de lanzarse al vacío. Es intentar resolver problema con problema. Es confabular males sobre males.

El peso más cruel es aquel que cae sobre uno mismo. Eso nos pasa cuando por la propia vileza nos marcamos en la frente y correremos desesperados en la vía pública sin ruta, como Caín, como si el enemigo nos persiguiera. El desamor mata.

Mientras el que ama, como el Padre, espera, tiende la mano.

El Padre es figura de Dios, del amor posible. Es quien sabe sacar lo mejor aún de lo peor, aún de quien reniegue de su propio amor.

Por: Gvillermo Delgado-Acosta OP
Fotos: de la Web.
lunes, 15 de marzo de 2010

LA SAMARITANA




A propósito de la cuaresma
a la luz de Juan 4,5-15. 23-30.



Por: José Gvillermo Delgado-Acosta
Fotos: de la la web. 



1. Jesús, cansado del camino, se había sentado junto al pozo. Era mediodía. Una mujer de Samaria fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber".


Jesús ha caminado toda la mañana desde Galilea. Tiene sed. El cansancio es un desvanecimiento parecido a la muerte. El agua es el sustento que devuelve la fuerza perdida. Pero no logra refrescar el alma. Desde la Cruz, Jesús dijo: “tengo sed”, pero no pudo contener la muerte. Humanamente no resiste a la muerte. Es vencido como todo mortal.


Pide agua a la Samaritana. Jesús sólo desea fortalecer su cuerpo para seguir el camino. Pero ese es el momento donde se da a conocer delante de aquella mujer. Entonces, cambia su idea. Ya no habla solo de “agua”, sino también de “agua viva”.


La Samaritana no es capaz de darle agua porque el pozo de donde Jesús espera beber es del pozo interior. De la profundidad de la vida. No es capaz. Su humanidad aún no ha dado el salto a la autenticidad humana. Se ha conformado con "con su agua". Sus "cinco maridos", beben de su agua, pero siguen con sed.

Las personas vacías, no pueden dar de beber. Esas personas son aquellas que se han aferrado exclusivamente a lo humano, no pueden ver más allá.


2. La Samaritana dice: "Señor, ¿De dónde sacas esa agua viva? Jesús le respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna".


Jesús saca el agua de su propio pozo. De dentro de él mismo. El agua viva es profundidad. Es alcanzar lo divino desde las propias raíces humanas. Es el rostro que hace transparente el rostro de Dios, como agua que deja ver el fondo o cristal que deja pasar la luz. Es el rostro iluminado. En camino.


La Samaritana busca sacar agua del pozo de Jacob. Es el intento de vivir y sobrevivir en el cansancio, en los límites de la vida humana. Sin profundidad. Es conformarse sólo con lo humano, como trabajar para vivir, casi como los animales. Es sobrevivir enfrentando al otro. Es llenarse de las satisfacciones que nos dan las cosas y los momentos, que traen inyectada la soledad y el vacío. Dar de eso, es hacer de aquel que nos recibe a un pordiosero permanente del amor.


La samaritana descubre las cosas con las que llena su cántaro (sus maridos). No tiene más. No puede ver más allá. Su agua es agua de estanque, no corre. Es un coco vacío.



3. La mujer dejó su cántaro, corrió a la cuidad y dijo a la gente: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?”. Salieron de la cuidad e iban hacia él.


El cuerpo/la persona es el pozo/lugar donde acontece el encuentro con Dios y con uno mismo.




Para que ese encuentro sea posible, es necesario que se den al menos dos cosas previas. 


Primero, mirar hacia dentro de sí mismo, para examinar la propia humanidad. 


Segundo, vaciarse de sí mismo, de las cosas que tiene dentro, para dejar espacio a Dios y a las otras personas. Es olvidar nuestro viejo cántaro, que se llena y se vacía. Ese que no es capaz de hacer nacer de sí mismo el manantial de vida.



Sólo entonces corremos a la ciudad. Ahí donde está la gente. Quienes esperan ver beber del agua viva. Les encaminamos, les enseñamos el camino, que ya conocemos.


Cuando me lleno de Dios, entonces, yo mismo me convierto en manantial de donde emana para los otros el agua para su cuerpo cansado y para su alma sedienta de Dios.



Es precisamente entonces cuando la persona humana ha encontrado el sentido de su vida. Es el momento cuando salimos de la ciudad al encuentro de Él, como la Samaritana.


Vaciarse de sí mismo para llenarse de Dios es divinizar nuestra propia humanidad. Es abrir la puerta "a los otros", que entren, beban del agua de nuestro pozo. Beban humanidad.


miércoles, 24 de febrero de 2010

Los pecados de Haití

La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

El voto y el veto
Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera. Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:


-Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

La coartada demográfica
A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:


-Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede. Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado.


En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado... de artistas.


En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista
Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses".


Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro".

En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas". Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras".

La humillación imperdonable
En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.

La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad
Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.

Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.

La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.

DUARDO GALEANO
miércoles, 27 de enero de 2010