Viendo "Posts antiguos"
íntimo Amor
El Gran Amor
Lo grandioso está en que al "dar el corazón" a una persona lo está entregando a muchos.
«Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11, 28-30).
Del mismo modo cuando Jesús dijo que él es la Verdad, se dedicó a poner las bases para que las personas nos uniéramos a él.
Una vez creado el vínculo, la persona examina su propia vida delante de ésa imagen verdadera, del cual es semejante. Ahí está el Gran Amor.
«He aquí, que yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 20).
La persona que se examina delante del Gran Amor, ella misma se convierte en el Amor, se hace «punto de referencia para» que otras tantas personas examinen su propia vida.
Por: Gvillermo D Acosta, OP
Amigos de Dios
Las personas que caminan en la plaza pública por la mañana -quienes dialogan todo el día o descansan con Dios cuando cae la tarde- son reconocidos por las personas como si fueran Dios mismo. La gente mira a Dios en los amigos de Dios.
¿Cómo ser reconocidos en la multitud como amigos de Dios?
Si vamos a un estando y buscamos con la mirada a una persona entre la multitud, al encontrarla las demás personas parecieran no existir; existe sólo la persona buscada. Todas las luces se apagan para los demás e iluminan a la persona que he hemos encontrado. Porque esa persona encontrada es la amada, ella es el vínculo inmediato de La Gran Amistad.
Lo divino es reconocido en lo humano cuando un corazón está dirigido a otro corazón.Si somos amigos de Dios no existe juicio alguno que se imponga sobre el verdadero amor, dado que el amor es uno -es divino-. Los amigos de Dios gozan del privilegio de ser elegidos, ellos nunca buscan a nadie en plena plaza pública, ellos son encontrados primero. Ω
Por: fr. Gvillermo D.
VERDAD CONCRETA
Por: Gvillermo Delgado OP
En más de una oportunidad he afirmado: Me engrandece la no-verdad que alguna persona pueda desprender de mis palabras.
Quienes mienten desconocen el cimiento de la verdad. Como dijo Sócrates de quienes actúan mal: son inocentes, por ser ignorantes. En lugar de castigarles hay que educarlos en la virtud.
Caer en halagos puede ser peligroso. Las adulaciones son arena movediza. Estacionarse en ellas es perder el horizonte de lo lo bello y lo bueno.
Esa es mi verdad concreta, que puede ser falseada, pero nunca erradicada.
Puedo decir con fervor: puedes no aceptar mi verdad. No cambia nada. De no hacerlo, yo seguiré donde siempre he estado.
Lo que hace la diferencia entre usted y yo es que usted se ha perdido la oportunidad de ser una persona verdadera; se ha privado de estacionarte conmigo aquí donde el bien se toca con las propias manos; la belleza se mira en todo y está determinada por la libertad. Aquí donde pasa Dios.
Yo que soy palabra pronunciada, palabra hecha, a la manera de hechos y palabras. Permanezco en la verdad concreta. Que lo diga la realidad, o yo también miento.
El Perdón
LA VIDA NUEVA
A: Mis amistades de siempre. Las de hoy, esas que viven mi eterna metamorfosis. O sea, vos. |
Por: Gvillermo D.
Arte: prestado
El sueño de eternidad
Esta ha de ser la razón por lo que la definición de lo humano nunca falta la fascinación que subyace en la búsqueda y el avanzar hacia lo más grande que él,: más aún, en el contemplarse en la belleza que tantas veces se ve reflejada en lo que ama. Así ese dinamismo lo engrandece, lo conforta, lo diviniza. Pues es lo que le sostiene en la insatisfacción permanente de querer ser más, de llegar mas lejos, de inmortalizarse, de alcanzar el sueño más grande.
LA CONCIENCIA INDIVIDUAL Y COLECTIVA
Por: Gvillermo Delgado OP
Foto: jgda
Todas las personas hablan con agilidad de su pasado. Cuentan acerca de
lo que han sido. Albergan en su interioridad un pasado que le da vigencia a su vida presente. Y sin postergar sus anhelos, aspiran a un futuro siempre prometedor.
Ese es el mejor modo de entrar en uno mismo, comprender a las demás personas, y comprender el entorno social.
Es frecuente, además, que los recuerdos de las personas sean contados como
acontecimientos verídicos, por ser la conciencia viva, que casi se toca con las manos, ya que está en cada persona, en el conjunto de todas las personas y en la gran voluntad universal. Los expertos le llaman "mapas mentales", por donde transita la memoria del inconsciente.
En este punto se establecen las madejas que hilan el presente. Nacen las experiencias de fe y la vida lúdica que da color a todo lo que puede ser visto o tocado. Lo vivido siempre es revivido. No sólo como un "nuevo afán" centrado en los recuerdos, sino también como un re-pensar, en función del proyecto por el que cada persona avanza en su propia vida.
¿No es eso precisamente lo que culturalmente acontece en las celebraciones religiosos o ritualidades?
La conciencia de los pueblos tiene que ver con la conciencia colectiva de ser parte de una cultura. Recrearse continuamente uno mismo desde el ser colectivo. Partir de sí, o partir de los demás. Mejor si se parte de uno mismo, desde el ser uno mismo, del propio amor.
Por tales motivos las fiestas de navidad o año nuevo, tienen que ver con las enormes posibilidades de reinventarse así mismo proyectándose desde el centro de cada persona. Con la certeza de que todo propósito tarde o temprano acontece.
Los cambios provocados por la persona nunca son sortilegios abruptos, suelen ser acciones intencionadas de la conciencia individual y colectiva. En eso tiene mucho que ver lo que nuestros padres y abuelos del pasado reciente fueron.
Desde la epigenética se afirma incluso que, en cierto modo, se heredan la tristeza, los malos hábitos o las costumbres arraigas en el alma de nuestros progenitores.
Todos venimos avanzando desde una memoria lejana. Aquello que en cierto modo soñamos llegar a ser, tiene su fundamento en la memoria remota de un paraíso nunca perdido.
Sólo estamos extraviados en el laberinto devenir de los días.