LA VIDA NUEVA Hechos y Palabras miércoles, 28 de enero de 2015 1 Un Comentario

A: Mis amistades de siempre. Las de hoy, esas que viven mi eterna metamorfosis. O sea, vos.
La persona que ama sabe que debe cambiar, de modo permanente. Realmente sólo cambia o se convierte quien experimenta el amor. Si no amas cambiar será una tarea dolorosa. Si amas, cambiar es materia necesaria. La persona que se siente amada se avoca radicalmente hacia la otra persona para amarla. Luego, quien se siente amado o amada, ama como una acción permanente que le define todo su sentido de ser, y su hacer; modifica o da sentido hasta a los movimiento más pequeños como vestirse, ir, venir, cantar, hacer uso de las cosas. Le da sentido a lo que parece no tenerlo, las moqueras de la mañana pueden definirte con alegría, ponerte en marcha en horas de tráfico te hace sentirte unido a los demás, eres capaz hasta de contemplar y hacer versos de tu ombligo. Pero hay que apartarse del mal, descubrir que el pecado, como fruto del mal, es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta. Es faltar al amor verdadero para con Dios y para con la persona humana que pretende cuidar; a causa de un apego perverso de ciertos bienes, hiere y atenta contra la naturaleza humana (CEC, 1847).
  


La urgencia de cambiar es un movimiento, una fuerza, dirigida hacia alguien concreto. Es posarse delante de quien la persona debe cambiar, es volverse a lo más auténtico del encuentro de ambos, es apartarse de todo aquello que mueva al engaño, la incoherencia, la desconfianza, la deshonestidad, es apartarse de todo aquello que los margine del amor puro. Cambiar o convertirse es una reorientación fundamental de la voluntad humana hacia Dios y desde ahí sentir lo humano de Dios en la otra persona. De ese modo es convertirse en Dios mismo. Es experimentar el amor de Dios en el amor en la persona, y con ello apostar por una vida renovada. Eso es la vida nueva.


Por: Gvillermo D.
Arte: prestado
Tags:

1 Un Comentario

Ricardo 28 de enero de 2015, 6:50

Gracias por esta breve reflexión. Sigue y sigamos dejándonos encontrar por el amor que va y viene al encuentro de esta humanidad como columna vertebral de la identidad creatural. Que la búsqueda constante del amor nos permita ser más transparentes y diáfanos respecto del misterio "escondido o velado" en nuestra humanidad. Bendiciones vos. Un abrazo en la cercanía que nos permite la distancia.