Rezando en el campanario Hechos y Palabras jueves, 3 de febrero de 2022 Sin Comentarios

 

Por: José Gvillermo Delgado OP

A mi hermano Leonel Delgado en su cumpleaños.


En cada Ave María

suenan voces ausentes

retenidas en algún lugar infinito.


Escucho gritos a voz en cuello

en las sombras de los edificios

agonizantes,

luchando,

contra las fuerzas de luz.


En la altura del campanario

me revisto de gravedad 

con la alegría tenaz

de los libros retenidos 

en sus letras grises.


Aquí o allá, 

donde sea:

bebo a sorbos 

a esos pájaros diminutos y mustios,

a los volcanes impávidos 

en desfiles nupciales 

bajo la tarde del domingo.


En esta altura mortal

puedo ser Andrómeda, 

el Ío solitario de júpiter

en el telescopio de Galileo Galilei,

o,

a la ves,

volcán voluptuoso,

 engreído,

deshabitado,

quien apunta con su dedo de fe;

o

quien con la edad aprende 

a morir  con el Amazonas

en el abrazo eterno 

de la sal de los mares.

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