La Luz del mundo
El azar no es suerte irracional. Es dar lugar al misterio que vence lo irracional de las tinieblas mentales. Hemos aprendido que con miedo nadie llega lejos, hemos aprendido que la luz de la fe que abraza a la persona, le hace humano o algo más que humano.
Por: Gvillermo Delgado Acosta OP
23 de marzo del 2020.
23 de marzo del 2020.
En los tiempos de guerra se impone aquella incertidumbre, que dice: Nadie sabe qué pasará mañana y qué será de nosotros.
Por puro preconocimiento sabemos que: A pesar de lo incierto, no podemos quedarnos sin hacer nada. Hay que mirar
las posibilidades que tenemos entre manos. Aunque estas sean pocas.
En la adversidad, de ordinario nos enfrentamos con muchos caminos,
por ejemplo: Huir o quedarse, esconderse o combatir, sufrir con paciencia o renegar,
orar o matar.
No queda más. Hay que tomar un camino (sin
que por eso las otras salidas desaparezcan del todo). Necesitamos una dirección.
La dirección del camino consiste en esclarecer el horizonte
que la oscuridad hace invisible.
1. Sin embargo, el miedo
El horizonte en tiniebla tiene lugar en la mente. Es el miedo. Con razón en la adversidad el miedo se impone de modo egoísta. Cada quien busca librarse por su cuenta.
Protegerse con los demás es un aprendizaje pendiente de asumir, en cada situación. La expresión "peligro" activa la capacidad natural de del sobreviviente. Primero se atrinchera la persona individual, sólo después se percata de aquellos dejó atrás desprotegidos.
Protegerse con los demás es un aprendizaje pendiente de asumir, en cada situación. La expresión "peligro" activa la capacidad natural de del sobreviviente. Primero se atrinchera la persona individual, sólo después se percata de aquellos dejó atrás desprotegidos.
Sin embargo, el miedo cuando es pensado, tiene una cosa a favor y es esto: nos “advierte” acerca de un riesgo cercano. ¡Con esa señal de tomamos las medidas necesarias para no ser absorbidos por el peligro del agujero
negro inminente!
2. Recordemos que
Toda persona perdida en las tinieblas que hace un recorrido
interior terminará por encontrarse con “la Luz del mundo” (Jn 8,12). Ese encuentro cambiará su vida. Al punto de ser mirada como persona distinta.
La certeza de la fe viene dada a sabiendas que "somos para luz". Igual somos para la belleza no para el cáos de la muerte. Lo entenderemos el día que emprendamos esto que llamo "El camino interior".
La certeza de la fe viene dada a sabiendas que "somos para luz". Igual somos para la belleza no para el cáos de la muerte. Lo entenderemos el día que emprendamos esto que llamo "El camino interior".
Otros, creyendo sólo en las capacidades humanas pueden
cegarse por siempre. Cegarse en la frustración gigantesca de las pocas
certezas que hallan en su mente. Es decir, viven del miedo y para el miedo. Ellos, serán ciegos sin horizonte. Habitados por las tinieblas, no tendrán jamás un Dios que les salve.
3. No olvidar, nunca
El camino interior consiste en no olvidar, nunca, que todo cambio proviene de la necesidad ordinaria
que combina “el re-inventarse uno mismo y re-iventar el propio mundo”.
Cuando el miedo nace, por haber perdido la capacidad de autocontrol, lo obvio consiste en que debemos tomar el control de todo. ¿Cómo lo haremos?
Hay que volverse sobre uno mismo, no en el sentido egoísta, sino desde la pasión que conmueve el alma, desde lo racional y el espíritu con el que buscamos ir al fundo y alcanzar altura.
Hay que volverse sobre uno mismo, no en el sentido egoísta, sino desde la pasión que conmueve el alma, desde lo racional y el espíritu con el que buscamos ir al fundo y alcanzar altura.
Empecemos por enfrentarnos con la aceptación de que somos necesitados
y dependientes, que este es el ahora de cambios profundos. Estos que jamás vendrán solos:
hay que encararlos.
Resistirse a cambiar es darle lugar al miedo. Una persona de
negocios o pierde el miedo o jamás tendrá éxito. Debe gobernar la adversidad,
o dejar que la suerte de la calamidad le gobierne.
Con justicia el día que vencemos el miedo, nos vemos como personas nuevas. De repente no sólo descubrimos las capacidades que teníamos durmiendo sino, sobre todo, de lo tan iluminados que ahora somos.
Con justicia el día que vencemos el miedo, nos vemos como personas nuevas. De repente no sólo descubrimos las capacidades que teníamos durmiendo sino, sobre todo, de lo tan iluminados que ahora somos.
4. Lo que llamamos misterio
Por eso, cuando cunda el pánico, avancemos, aunque sea a
tientas. Hagamos camino, otros nos seguirán.
Pero mucho cuidado con las falsas pretensiones. Ya que humano se define por el uso de la razón. Por mucho tiempo
hemos creído que lo racional es suficiente para diferenciarnos de los seres inferiores.
De ahí deviene el orgullo, que nos hace presumir que sólo lo
racional es real. Lo demás no. Ni siquiera Dios. Luego nos topamos con que lo
racional sí explica la realidad externa, pero no puede ni siquiera explicarse
ella misma.
Los estudiosos afirman que el cerebro humano es un misterio, que no conocemos ni el diez por ciento de su estructura y funcionalidad. ¿Cómo
es eso, que quien conoce el universo de las cosas y hasta otros mundos, luego
no pueda conocerse el mismo?
Quiere decir que no es para tanto la presunción de lo cerebral.
Veamos. Un virus solo visible en un microscopio es suficiente para poner a la humanidad entera en el paredón de su muerte.
Veamos. Un virus solo visible en un microscopio es suficiente para poner a la humanidad entera en el paredón de su muerte.
La gran frustración del “Homo Sapiens Sapiens” consiste en no saber
qué hacer ante la muerte. El desarrollo de la bomba nuclear no puede contra un
invisible enemigo que viaja por el aire y anida en alguna parte oscura de los
pulmones.
O sea, a pesar de todo, la razón siempre nos deja en el
desamparo de las tinieblas. Entonces, la frustración mayúscula del ser humano es
ya no saber presumir de nada.
Hoy sólo queda abrirse a la opción del camino y de la
luz, de donde, sin duda vino, la levedad de la luz que habita nuestra razón.
Lo más racional será, entonces, como Afirma Antonio Pagola
(2014, 132) “reconocer que nuestra vida se mueve humildemente en el horizonte
de lo desconocido”.
5. La persona de fe
Extrañamente, lo desconocido es el horizonte de las personas
de fe. Porque se descubren necesitados, como “el ciego que busca la luz” en una piscina de agua (Jn 9).
Lo humano es una realidad necesitada de cambios. Eso es el paso de las tinieblas a la luz. Desde donde la muerte, el miedo, la peste, el dolor, la incertidumbre, todo, todo, todo, es vencido. Sí. Vencido.
Lo humano es una realidad necesitada de cambios. Eso es el paso de las tinieblas a la luz. Desde donde la muerte, el miedo, la peste, el dolor, la incertidumbre, todo, todo, todo, es vencido. Sí. Vencido.
La persona de fe sabe de su condición de “ser necesitado”, sabe que puede ser saciado en lo
desconocido y al mismo tiempo quedarse en un tremendo vacío, para dar lugar a lo nuevo. Descubre también que en él siempre habrá un resquicio de oscuridad para avanzar por el camino interior hacia la luz.
¿No es eso lo que experimenta
el enamorado que pasa la noche despierto pensando en su ser amado? ¿Por qué le pasa eso? Porque
la persona enamorada ha tenido la valentía de enfrentar a un misterio mayor, que
ha descubierto en lo que ha llamado su amor. Debe ser, sin duda alguna, porque sabe que
en el gran horizonte existe algo desconocido y conocido al mismo tiempo, al que
llamamos Dios.
Cansado de esperanzas vacías y falsas seguridades, no nos
queda más que ser humildes. Ponernos de rodillas. Es el único modo de alcanzar
altura o llegar lejos como las águilas.
Así es como el ciego mira y cambia de actitud al sentirse
invadido por la tiniebla del miedo, así las almas confiadas en su búsqueda descubren
la luz misteriosa de lo alto y lo profundo.
Así, lo grandioso de la persona humana no será nunca descubrirse ella misma en un misterio egoísta, sino habitando el más grande de los misterios.
Para
entonces, ya no habrá lugar al miedo. Será la hora de la luz.
Algo grande está por venir. Una epifanía está a la puerta. ¿Qué
será? ¡Sólo deja que el “azar” del misterio imponga su carga!
Interesante análisis de la realidad del homo sapiens. En su deseo de conquistar el mundo, cada vez mas se da cuenta de su debilidad. Saludos
ResponderEliminarPrecioso padre Guillermo. En estos días de crisis, miedo y obscuridad es el momento que meneados por la fe podamos ver más allá de la razón o mejor dicho de lo irracional porque no encontramos explicación... que hay un para que
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