El mal Hechos y Palabras miércoles, 27 de junio de 2018 Sin Comentarios



El mal 

El mal es un problema humano que no debiera existir; pero existe.

El mal es muralla infranqueable con quien la persona libra una batalla de modo permanente. 

Desde que lo humano es humano el mal se ha convertido para él en una realidad inevitable; y como voz desesperada golpea el paredón como grito de muerte que al parecer Dios no escucha.

El mal no debiera existir ya que toda persona humana está llamada a una realización siempre mayor, la felicidad permanente, por ejemplo; y el mal impide tal anhelo. 

Humanamente no es posible la realización sin la pérdida, como no puede haber vida sin crecimiento. En el desarrollo o crecimiento siempre debe perderse algo, sin el cual no es posible alcanzar mínimamente aquello que se busca. Por ejemplo, nadie puede realizar su personalidad adulta sin renunciar a la felicidad de la niñez o de la juventud. 

Por tales razones el mal no sólo es inevitable, sino al parecer, parte de la naturaleza del ser limitado, que dará sentido a la vida en aquella hora en que, a pesar de lo que provoca, impulsa la búsqueda de la comunión plena con lo infinito, como lo entendía San Ireneo al referirse a la salvación “como crecimiento hacia la plenitud”.

De otra manera, el mundo sensible, el de la limitación, -no el de Dios- produce el mal inevitable, porque impide la perfección. 

¿Dónde está Dios? 

¿Por qué no acude al clamor de quienes sufren el mal? 

Si afirmamos que Dios es amor, jamás abandona a quienes creó por amor. Por tanto, Dios padece el mismo grito desesperado de quien lo expresa, del mismo modo como la madre experimenta el sufrimiento de su propio hijo. El ser de Dios, estando entre nosotros, tiene que ver con la lucha permanente ante el mal. Y, es precisamente ahí donde nuestra existencia tiene verdadero sentido, a pesar del sufrimiento que el mal provoca.

Consideremos cómo la muerte de Jesús en la Cruz implica una tremenda confianza en el Padre, porque el Padre nunca estuvo tan unido al Hijo que en su muerte; tal afirmación es completamente válida, también al decirlo para nosotros.

¿Dios creo el mal?

Dios crea al ser humano finito, con realización infinita. Si Dios hubiera creado a la persona humana infinita, entonces ya no sería una persona humana, sino otro Dios, y Dios no puede crearse así mismo. Por consiguiente, Dios no crea el mal, sino a la persona finita.

Al crear a la persona con esa condición le da la capacidad de aspirar y alcanzar lo infinito. Por eso le crea por amor y le ama de modo permanente.

Eso quiere decir que Dios está en diálogo de amor con sus criaturas, y le está invitando de modo permanente a la comunión infinita de la que él  participa.

Por: Gvillermo Delgado OP
Foto: jgda
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