El mendigo espera la oportunidad de recibir "algo" , por eso no se aparta del camino. Igual pasa con aquella persona que supone bondad de quien es imagen suya. No exagera en sus largas horas de espera. Y si exagera en el pensamiento, y ensancha su Corazón, es sólo para recibir todo lo que ya sabe de antemano que recibirá. Quien cree, tiene siempre listo el Corazón. Vacío para ser llenado, o lleno para vaciarlo. Nunca da "cosas", ni "dinero", él mismo se da, se entrega, da su tiempo, su edad. Quien espera, él mismo se entrega. Cree que "la realidad de la auténtica espera" es darse uno mismo.
La persona que espera lo bueno y lo bello, no puede engañarse así misma ni engañar a nadie. Porque no da a poquitos, da todo. El Corazón de quien espera no puede estar enajenado. La realidad es visible a sus ojos. La bondad y la belleza son los ojos de quien cree. Así es como mira. Así es mirado. Sólo que a veces tiene que tomar altura como el águila o emprender camino cuesta arriba como el alpinista. Para mirar desde la altura o desde la distancia. Subir a la montaña para ser visto, o mirar a las otras montañas. Esa es la mística de quien cree. Quien sube o se eleva, luego desciende al lugar del mendigo, al lugar de su amada, al lugar de sus hijos, al lugar de sus tareas cotidianas. Al lugar de la justicia.
Los Ojos dilatan el Corazón. El Corazón dilatan el Alma. |
Entonces, sucede que:
Los Ojos dilatan el Corazón. El Corazón dilatan el Alma. El Alma dilata el Espacio sagrado de la "Celda Interior" para recibirte [recibir a quien amas, a quien esperas]. El amado recibe a la amada, el Padre a sus Hijos, la Creación a las Criaturas, el Creador a lo Creado. Sucede que uno mismo se siente Montaña, Río, Altura, Belleza, Bondad. Porque la persona "llega a ser uno solo" con el Cosmos, y con su Creador. "La misericordia y la fidelidad se encuentran,la justicia y la paz se besan (Sal 84,11).
Viéndote me miro a mi mismo. Veo mi alma en tu alma. |
[Soliloquio]
El alpinista dice a la montaña: Me gustas tanto cuanto migras interiormente y te haces pequeñita y grande al mismo tiempo, porque me das a conocer los secretos íntimos de tu alma; cuando eso acontece te haces tan transparente que sólo quisiera que esos segundos fueran sino eternos al menos para mi. Me gusta contemplarte.Prosigue:
No estoy equivocado en lo que antes pensé; porque tuve la dicha de mirar lo que en otro momento imaginé. Y sabes ¿por por qué? Porque eso me permite a mi también darte a conocer mis secretos; porque viéndote me miro a mi mismo. Porque veo mi alma en tu alma. Y eso es mucho decir.Por: Gvillermo D.
Fotos: 2 Prestadas de Web y una de Miriam Aragón (Mimita)
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