Las innovaciones tecnológicas y el desarrollo
económico han permitido que se mejore la calidad de vida pero no han logrado
resolver las inquietudes existenciales más profundas.
Una vez
resueltas las angustias más inmediatas de supervivencia, surgen aquellas
interrogaciones que elevan a la persona al nivel más
propio de la razón del ser: al significado de la vida, a los misterios de la
muerte, al porqué del sufrimiento y a los secretos de la felicidad.
Si la
identidad da razón a esas búsquedas, entonces las instituciones que sostienen
la vida social son las responsables no sólo de formar a sus miembros sino de
contribuir en el replanteamiento y adaptación.
Por tanto, las tradiciones y las costumbres no deben cambiarse, nadie puede hacerlo más por que lo pretenda, deben
adaptarse a los nuevos tiempos.
Por: Gvillermo D.
Foto: diseño web
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