Otra Navidad
Por: Gvillermo
Delgado OP
Las
serpientes mudan piel y los árboles sus hojas como indicios de que en la
naturaleza todo cambia. Nada persiste sin cambios. Lo que persiste sin
expresiones de cambios, desde las profundidades de las mismas leyes de la vida,
envejece. Lo envejecido sin renovación morirá tarde o temprano sin ser tenido
en cuenta para la posteridad. Solo aquello que envejece innovándose prevalece. Heráclito
intuyó esta realidad al decir que: “Lo único
que no cambia es que todo cambia”.
La
naturaleza social muestra que todo se mueve en ciclos. Añado: En espiral
ascendente. De tal modo que todo abre y cierra periodos permanentemente, sin
que nada sea igual. Los cambios en espiral ascendente o hacia arriba, pueden
evidenciar vejez, percepción del tiempo, caducidad de las cosas, pérdidas,
realizaciones, frustraciones…; como indicación de que algo se ha perdido, pero nunca
frustrarán la novedad, no aniquilarán la esperanza, al contrario, la fortalecen;
aunque no siempre sea percibida por igual en todos los grupos sociales o por la
condición individual de las personas.
La
visión del mundo en que se cierne la vida en gran parte de la población (49% en
Guatemala) se basa en la relación siembra y cosecha. Con lo cual abren y
cierran los ciclos de vida, movilizándose en cada caso hacia “un futuro
prometedor”. Los visos de que dodo ha cambiado sin estar conscientes son
evidentes en la comida de navidad, al cantar: “llega navidad y yo sin ti”. Nada
es igual para el ciclo que acaba; todo ha cambiado. Esa es la mejor manera de
definir la esperanza en los tiempos de navidad, para que todo cambie.