Tiempo de Gracia Hechos y Palabras miércoles, 12 de abril de 2017 Sin Comentarios

La espiritualidad mariana es prisma de lo femenino, por el cual la creación entera es revitalizada, inclusive más allá del cristianismo. Tal fuerza espiritual es dinamizadora de la búsqueda del equilibrio y la justicia, de la realización de lo humano y de la experiencia de lo divino. Al parecer, asistimos a una época de gracia y de encuentro con lo trascendente, en donde “la misericordia y la verdad se han encontrado, la justicia y la paz se han besado” (Sal 85,10). María, la Virgen Madre, es además punto de referencia, como Espejo de la justicia, Trono de sabiduría, Vaso espiritual, Casa de oro, Arca de la Alianza, y Consuelo de los afligidos… (Letanías luaretanas).

Extrañamente esta espiritualidad se ha universalizado desde las diversas experiencias sobre Dios; en algunos casos en expresiones no necesariamente religiosas, pero que finalmente lo refieren sin explicitarlo. Esto explica el surgimiento de diversos movimientos sociales que buscan reivindicar derechos, mostrando, así, las enormes fortalezas de lo femenino en el mundo.

Estamos convencidos de que tal evento histórico no es fruto de la casualidad sino consecuencia del devenir histórico, por el cual buscamos consumar lo esencial de lo humano en quien es el principio y el fin de cuanto existe (Ap 22,13). Como bien sabemos, tal potencialidad no descansa sólo en las posibilidades de la libertad humana.

En esta época de cambios, la persona se re-interpreta a partir de las relaciones con los demás como imagen de Dios. Lo hace con el símbolo más decisivo de la Santa Madre, la Virgen María. Porque ella representa la humanidad; pues al aceptar la palabra del Padre, con limpio corazón y “dar a luz a su Hijo, preparó el nacimiento de la Iglesia… tomó como hijos a todos los hombres, nacidos a la vida sobrenatural” (Prefacio a la Santísima Virgen María). Tal suceso e intercambio de amor tiene lugar en el actuar continuo de Dios en todos los tiempos y lugares de la vida, hasta que él vuelva.

Con justa razón la admiración que la Santa Madre provoca en la comunidad de los creyentes tiene que ver con el reconocimiento de lo mejor que de sí mismos hacen los hermanos, haciendo de ese reconocimiento el camino hacia lo más querido.

De Guillermo Delgado, OP
Fotos: jgda. Virgen del Rosario (Caleruega, España).
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