Viendo "Posts antiguos"

LA RESURRECIÓN DEL SEÑOR


La resurrección del Señor es la realización del sueño de la persona despierta

La Pascua es el cumpleaños de la persona libre. Jesús al levantarse vivo de entre los muertos, ha roto los enigmas del terror y se ha manifestado triunfante. Ese triunfo no se lo quedó él. Nos lo dio. Para que a su vez hagamos nuestras propias luchas de liberación. Por eso, este es el día sin ocaso. Día de cosecha, propicio para prolongar el alma de bienaventurado y envolver con ella todo lo que merece ser amado, "por quien merece amor" (Silvio Rodríguez).



Estas son algunas razones por lo que creo en la Resurrección.

  1. La resurrección es acontecimiento histórico que se actualiza continuamente en la vida de quienes por el bautismo hacemos la Iglesia de Jesucristo.
  2. La resurrección es luz difuminada en las personas creyentes que se toman en serio aquello de “ser hermanos” y viven para lo eterno.
  3. La resurrección es la intervención definitiva de Dios que reactiva la voz a los mudos y la mirada al ciego, es el coraje del joven que se pone la mochila y se va por los caminos por los senderos que la cruz le indique.
  4.  Es el amor que nos hace viejos y nos permite morir como la candela, dando luz. Es vivir iluminando, porque lo propio del iluminado es iluminar.
  5. Es Dios que nos envuelve y nos quema desde dentro dándonos capacidades para cooperar en sus iniciativas divinas.  Con lo cual toda la creación hace visible la huella de su creador.
  6. Con la resurrección todo se renueva. Gracias a Aquel que nos amó primero. Es Dios que se expone a la debilidad humana para hacernos fuertes.
  7. Es el impulso del Espíritu que mueve toda la creación a su plenitud como luz en permanente expansión. Es el inevitable impulso del amor que nos mueve a alcanzar y vivir para las grandes cosas, la felicidad, por ejemplo.
Ahora que amanecemos con brillo de sol, sólo podemos estar expuestos a la vida. Ha amanecido para nosotros. Ya no es de noche. Somos hijos de la luz. Somos luz. Estamos de cumpleaños. El sol se ha levantado sobre nuestras cabezas, y brilla en nuestros corazones. Es la Pascua del Señor.

Por: Fr. Gvillermo Delgado
Fotos: jgda

lunes, 21 de abril de 2014

MAÑANA POR LA MAÑANA

Cuando entra la noche y yo extraño aquello de que soy río, montaña, agua, sol, camino... 

Mañana por la mañana
cuando el sol alumbre los caminos
 y haga de los pinos, liquidambares
 y de los paredones de musgos frescos,
 inmensas sombras sobre la silente tierra, 
saldré con mi corazón a buscarte
 para que subamos juntos, 
como los ríos Cahabón y Lanquín
 a través de sus riveras,
a la cima de esa montaña
que desde aquí se mira azul empañado,
sólo para que oigas y mires
todo aquello
que de ningún modo puedo decirte.
Por: Gvillermo Delgado
 Foto: jgda
lunes, 7 de abril de 2014

CAMINO A LA PASCUA DEL SEÑOR


Caminando con la mirada en la Pascua del Señor

- ¿Para donde va la procesión?- ¡Mira, quiénes van en el cortejo! - ¡Sí! - Es que viene el Cristo del Amor de Santo Domingo!

 

Por: Guillermo Delgado OP



La procesión es expresión pública de la fe de los creyentes. El paso del Cristo del Amor por las calles principales de la ciudad sólo es indicación que al final del camino hay algo grandioso, que la muerte no es el destino último de este pueblo. Por eso, este es tiempo de gracia en la cuaresma da significado y color a los creyentes. Entusiasma interiormente. Quema nuestras ansias. Induce al espíritu a buscar comprender "ese algo" misterioso que se deja venir tras el calor, y la luz de estos días. Es movernos a la Pascua del Señor.


Acompañar al Señor en esta hora es tener la mirada puesta en la gran Victoria de la Vida. Hacia allá es donde va todo cortejo procesional. Donde coincidimos.


Pareciera que los caminos no llegan a ninguna parte, van y vienen al mismo tiempo. No siempre son lo mismo: depende, si vamos o venimos. Pero mientras vamos y venimos crecemos, decidimos, construimos y amamos. Eso es procesionar.


Los verdaderos caminantes saben a dónde van y de donde vienen. Conocen cual es el sueño del que despertaron y el fin al que, humana-y-divinamente, están determinados. 


Pero, ay, de aquel caminante, que va y viene y solo haya insatisfacciones en su ruta. Se parece a una oropéndola, a una palmera, que para subsistir debe alimentarse, depredar. Crece hacia lo alto o hunde sus raíces, busca una dirección o vuela alto, pero por la tarde cae rendido de vivir, sin llegar a ninguna parte.


Lo propio de los hombres de camino, de las mujeres direccionadas, es buscar la altura y orientarse por el horizonte que les otorga sentido. Tienen razones por qué vivir. Se preguntan continuamente delante de quienes aman o con quienes caminan ¿cómo ser mejores y más felices? y hallan respuestas con más o menos satisfacción, en ellos mismos. Ese es el sentido de la vida. Lo que genera alegría, gozo. Lo que nos hace ser gente de amor; por consiguiente felices.


Quienes son felices saben dar y recibir amor, porque crecen hacia lo alto, conocen su dirección, se reconocen así mismos en las personas con quienes andan. Hacen camino.


El canino de los cristianos se recrea entre el Alfa y la Omega, vive la vida en el tiempo de Dios. Se anticipa a lo eterno. Por eso el cristiano se alimenta del Pan de la Vida, y de la Sangre de la salvación. ¿Qué mejor sentido para el hombre, qué mejor camino para una mujer? Quien así camina y pone su pie junto al Cristo del Amor, se hace Cristo de amor. Apúntate a esa procesión.


No olvides que la espiritualidad cristiana como camino perfecciona la imagen humana a la manera divina, crea identidad y otorga el regalo de la salud interior y exterior, nos hace parlantes de Dios o prisma por donde pasa la Luz de Cristo para embellecer al mundo.

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sábado, 5 de abril de 2014