Superar el odio Hechos y Palabras jueves, 8 de diciembre de 2022 Sin Comentarios

 


Cuando dejas atrás el odio, lo único que queda e invade el alma es lo bueno.

Por: Gvillermo Delgado OP

07/12/2022

Si no estás de acuerdo con la opinión y conducta de otras personas no intentes corregirlas como es usual. Solo compréndelas. Si puedes, ámalas. Eso te hará mejor persona, y todo lo que antes notabas mal en los demás lo corregirás en ti. Verás que no tendrás impulsos de abalanzarte para imponer tus razones, sino para aceptarlas tal cual son. Eso es hacer camino.

He aprendido que el odio es veneno que sólo daña a quien lo ingiere. Si odias a una persona el primer afectado eres tú. Suele suceder que, el odiado, ni se entera del veneno que está haciendo estragos en ti. A veces crees que dañas a otros, cuando en realidad sólo te estas consumiendo en la miseria de sus efectos nocivos.

Desintoxicarse del odio es posible, cultivando hábitos buenos; a tres niveles.
En la base, y por eso elementales, están los hábitos físicos que consisten en adiestrarte como un atleta para conseguir metas cortas y largas; para eso debes cuidar tu cuerpo, por ejemplo, comer bien, y hacer ejercicios.

Otro nivel acontece en los hábitos emocionales, que tienen que ver con las relaciones humanas. Es puro aprendizaje que empieza por cultivar los buenos pensamientos en dirección de las otras personas. Los buenos pensamientos te transforman en la persona que cuida y sana a los demás. Para eso, debes ser consciente que el punto de partida eres tú, no la otra persona. Con lo cual, debes convertirte en prójimo de ti mismo. Sólo después serás prójimo de los demás. Permitir que los otros sean los más próximos a ti, te obliga, por ejemplo, a que antes de perdonar te perdones; antes de corregir, te corrijas; antes de amar, te ames. Una vez verifiques tal cosa, verás que las relaciones se fundan en ti, y que a su vez los otros te fundan.

Finalmente, en el nivel más alto, están los hábitos espirituales. No es doctrina religiosa. Lo espiritual es lo trascendente. En lo trascendente te descubres como quien está relacionado con Dios, con los demás y con todo lo creado, en un vínculo profundo, alto y difícil de romper. Al cultivar hábitos a ese nivel descubres que ya estás relacionado con algo más grande que tú, con ese alguien que te da las pautas y la conciencia de que estás en una relación seria, que perfecciona tus pensamientos y emociones. Lo trascendente eleva a unos niveles de relación que surgen del alma racional con la cual miras, sientes como tuyo todo lo que existe, pero con un sentido de posesión de que has recibido todo eso como un regalo que no mereces. Cultivar estos hábitos, al modo, por ejemplo, de cuidar la naturaleza, te convierte en jardinero; cuidar de los demás, te convierte en maestro; cuidar de tu intimidad más profunda, te convierte en un místico; cuidar de tu cuerpo te convierte en persona con una clara identidad y con buen carácter ético.

Los hábitos muestran que la felicidad es una conquista que emerge a cada instante de ti como sol que ilumina. Eso que no da lugar a ningún tipo de odio, sólo al amor; porque cuando dejas atrás el odio, lo único que queda e invade el alma es lo bueno que hay en ti y en los demás.

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