El riesgo de ser-Uno-mismo Hechos y Palabras jueves, 22 de marzo de 2018 Sin Comentarios


El riesgo de ser-Uno-mismo
Quien busca corre el riesgo de hallar lo buscado. Una vez encontrado ¿Qué hace con  eso? ¿Volverá a buscar en otro sitio, con la idea que es otra cosa lo que en realidad buscaba? 

Así pasarán los años. Hasta que un día, cansado de escudriñar, descubra que envejeció sin otra posibilidad que, esperar a que alguien lo encuentre a él, quizá en un destino sin futuro ni salida.

Por otro lado, la esperanza de quien anhela “ser más” (o tener más) es ser consolado con un futuro, que otros le prometen, sin tampoco tenerlo. En este caso la esperanza es creer que, los hijos serán quienes tocarán aquel sueño con sus dedos rosados.  Podría decirse que, esa esperanza es de los desdichados, por ser construida en cierto modo por quienes ostentan poder sobre otros.

La mejor ecuación para alcanzar cualquier sueño, alimentar esperanzas y anhelos, consiste en hallarse-Uno-mismo, y no buscar otra cosa que no sea la paz interior.

Un día le dijeron a Jesús que lo buscaban su madre y sus hermanos. Él señalando a sus discípulos dijo que sus hermanos y su madre son aquellos que cumplen la voluntad de “miPadre”.

Jesús es expresión del Hombre-iluminado que una vez se ha hallado él mismo en una voluntad superior, en este caso la de “suPadre”, es capaz de encontrarse él mismo en los amigos, la madre, los hermanos y las hermanas.

Entonces, lo primero que hay que tener antes de buscar cualquier cosa es tener un lugar seguro. Y ese lugar siempre será el alma apacible del propio interior; luego, los amigos, los hermanos y la madre. Es decir, primero la propia alma, después, el alma de los otros. Ese es el punto. ¡Nunca descansa tanto el alma como cuando reposa en otra alma! 

La más grande esperanza no tiene que ver con el cumplimiento de una promesa. Sería avanzar hacia el muro ciego de la frustración. La esperanza nace, crece, cuando se alimenta de la construcción de sí mismo y de convicciones profundas. Es perderle el miedo al miedo.  Cuando este no es el pedagogo que "me toma" de la mano sino la condena a una vida de parálisis.

Sólo con el tiempo comprendí el axioma de Sócrates, que dice: “Conócete a ti mismo”. O, la segunda parte del mandamiento de Jesús: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Porque no hay verdad más absoluta que conocerse, amarse y correr el riesgo de ser uno mismo.

Por eso, antes de buscar considera si realmente buscas lo que debes.

Si primero desciendes a la profundidad de tu propio pozo, sabrás que encontrarte a ti mismo es un gran riesgo, pero hay que correrlo, por ser el tesoro mayor que cualquiera puede hallar. Todo lo demás viene de ahí, incluso el gran amor. Porque en ti mismo está la fuente de todo, lo que sacia tu sed, y la sed de los amigos.

Por: José G. Delgado OP
Foto: jgda

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