- Él es la semilla perdurable que despertó al universo con La Verdad Concreta. Como toda semilla tuvo que enterrarse en el silencio de los muertos.
- En Él vos y yo somos, existimos (como caminantes), como dos en la ciudad (la polis), no de cualquier manera sino como "la voz elemental de los siglos que anula la hipocresía y pone al descubierto al más común de los sentidos, para volver a relacionarnos como originalmente fuimos". En Él, precisamente, te descubrí de manera inesperada entre las multitudes. Ahí en la ciudad, donde a veces se está, sin avanzar, de manera anónima. Sin embargo, ¿vos ibas, o yo venía?, nadie lo sabe; el caso es que, sacamos a la polis del anonimato, para hacer política. Política de personas de ciudad. Ahí donde lo asesinaron a Él, por encontrarse delante de aquellos que como vos y yo necesitamos hallarnos más allá de la precariedad.
- Antes de irse, nos recomendó cuidarnos, el uno al otro, y dijo que la clave para la felicidad y de todo lo demás que necesitamos para vivir felices está en amar. En entrega o acogimiento. - Por lo mismo, no hames (con mala ortografía). Te lo repito: Amarás, dijo Él. Lo reafirmó antes de su sentencia de muerte. ¿A caso ese mandado era tan revolucionario que le costara la vida?
- Al poco tiempo lo asesinaron quienes dicen que haman. Y nosotros le dimos continuidad aquel resuello doloroso de último momento. A pesar de todo, nos vinimos a vivir en este espacio único de la contingencia.
Por: Gvillermo Delgado
Foto: jgda
Sin Comentarios
¿Qué piensas de esta reflexión? Dame tu opinión.