El silencio pasa lisamente
entre los árboles y sus hojaspara tocar quedamente
el sueño de los niños de Cobán.
Orgullosos con su estatura,
los liquidambar, pinos y cipreses
se beben de pie la altura del Universo
en su acantilado Amor.
Los carros descalzos
corren en apuesta de asfalto,
y van dejando sus chasquidos
entre las manos limpias
de los montes y sus aliados.
las calles no llegan a ninguna parte.
Duermen,
también.
Tal vez los amantes despiertos
a esta hora puntual
lleguen al vacío del profundo conformismo
cuando sepan por fin
que lo único nuevo
sólo puede estar
en el sol del amanecer.
...
¡Prolónguese la noche!¡brillen los astros
en el firmamento celeste
para alumbrar la tierra!
Y Dios vio que todo era bueno.
Aquí en Cobán.
Por: Fr. Gvillermo Delgado
Fotos: Varias.
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