EL AMOR PERFECTO Hechos y Palabras jueves, 23 de julio de 2015 Sin Comentarios

"

María Magdalena es un buen referente de lo perfecto, ya que buscando alimentar su alma en “las cosas terrenas” descubrió que su insaciabilidad estaba en el amor. Un amor que ella desconocía. Pero un día halló en su propio camino. Llegó del modo que nunca pudo imaginar. Una mirada fue suficiente para que el amor impregnara su alma. Dio un vuelco empezando por revisar su propia historia de vida. El "vuelco", lo comprendemos a partir de "las lágrimas, que no nacen de lo superficial de un sentimiento, sino de lo profundo del corazón. Así,  las lágrimas de María Magdalena que al inicio fueron de arrepentido se transformaron en lágrimas de amor luminoso.

¿Dónde estaban las razones que animaron el cambio en esta mujer?
El alma movida por la fuerza del amor se eleva hacia lo más alto de lo divino y desciende a lo más profundo de su fuente y su raíz. Con razón el amor perfecto no se alcanza así no más, requiere ser alimentado de fuentes profundas o pulido en el fuego divino. Las lágrimas son el canal por el que fluye "esa agua" de perfección, que viene del corazón, que finalmente hacen fuerte a la persona. Al llegar la fortaleza a la persona "la virtud" entra en acción, quiere decir que el camino de la perfección está en marcha.

Las lágrimas que beben de una fuente profunda, definen el grado de la perfección con que el alma vive y el tipo te interés que le mueve. Si su alimento es divino, entonces su interés tiene que ser la búsqueda de la unidad; y al darse cuenta que su origen es divino descubre que sus deseos nunca serán saciados mientras viva en este mundo.

¿De qué son tus lágrimas? ¿De pesadumbre por haber permitido libremente el mal a tu alma, cuando entraste en relación con otras almas? ¿Tu lágrima es de alegría por la amistad que has alcanzado con otras almas? ¿Lloras en el gozo de servir y entregar tu vida pensando en el bien de las demás almas? ¿Cómo es tu lágrima delante de tu bien amado? ¿Cómo es tu lágrima cuando otros lloran por ti, sobre todo cuando el amor ha desbordado las fronteras de tu alma?

Lo perfecto se alimenta de lo perfecto, que está en lo profundo del alma. En ese sentido, el alma es el manantial donde el amor sacia su sed. Las lágrimas perfectas son aquellas que expresan hondura, frescura, alegría, paz; llegan a los ojos con la mirada y las palabras.

Si estás amando o viviendo en el amor, pero aún sientes que no alcanzas a poseer la totalidad de ese amor (por experimentar inquietudes extrañas de temor) eso se debe a que el alma siempre ansía vivir en el amor perfecto. 

A veces, o casi siempre, el alma humana tiende a querer saciar ese deseo de totalidad en las “cosas finitas”. Pero el alma por su origen es infinita. El hecho que el alma una vez creada haya sido puesta por encima de las cosas finitas, no puede saciarse ni hallar quietud sino en las cosas superiores a ella. Sólo Dios puede saciar el alma. De ahí que la persona que ama a otra persona, sólo busca alcanzar al alma eterna.

El alma humana que busca a Dios halla el amor perfecto en las personas a quienes ama. Y a la vez es sorprendida en el amor eterno.

Pocos tenemos la suerte de encontrar a personas que estén por encima del deseo apasionado de "vivir para las cosas”. Quienes tenemos la dicha de conocer y vivir cerca de personas que buscan la perfección, hemos experimentado el amor divino. Como le pasó a María Magdalena.

Yo puedo presumir de esta gracia, de la virtud de perfección en cierto modo, sobre todo por las personas que me aman, que son muy pocas.

Cuando las virtudes están cimentadas en ese amor, entonces el alma es embellecida. Sólo las personas que aman en la virtud son bellas, porque tienden a lo perfecto y se sienten incapaces de hacer “algo malo”.

El amor, aún aquel que no es perfecto, es el aroma que lo embellece todo porque en el amor no hay lugar para el azufre de lo feo.

La figura de María Magdalena es la mejor indicación de la belleza porque es amada y ama; envuelta por el fuego eterno del amor divino, amó hasta el final. Sus lágrimas son la mejor expresión del amor perfecto.

Por: José Gv. Delgado
Foto: Magdalena de Ivanov

Tags:

Sin Comentarios