LA CONCIENCIA INDIVIDUAL Y COLECTIVA Hechos y Palabras domingo, 4 de enero de 2015 Sin Comentarios




LA CONCIENCIA 


Todos venimos avanzando desde una memoria lejana.


Por: Gvillermo Delgado OP
Foto: jgda



Todas las personas hablan con agilidad de su pasado. Cuentan acerca de lo que han sido. Albergan en su interioridad un pasado que le da vigencia a su vida presente. Y sin postergar sus anhelos, aspiran a un futuro siempre prometedor.


Ese es el mejor modo de entrar en uno mismo, comprender a las demás personas, y comprender el entorno social.


Es frecuente, además, que los recuerdos de las personas sean contados como acontecimientos verídicos, por ser la conciencia viva, que casi se toca con las manos, ya que está en cada persona, en el conjunto de todas las personas y en la  gran voluntad universal. Los expertos le llaman "mapas mentales", por donde transita la memoria del inconsciente.


En este punto se establecen las madejas que hilan el presente. Nacen las experiencias de fe y la vida lúdica que da color a todo lo que puede ser visto o tocado. Lo vivido siempre es revivido. No sólo como un "nuevo afán" centrado en los recuerdos, sino también como un re-pensar, en función del proyecto por el que cada persona avanza en su propia vida.


¿No es eso precisamente lo que culturalmente acontece en las celebraciones religiosos o ritualidades?


La conciencia de los pueblos tiene que ver con la conciencia colectiva de ser parte de una cultura. Recrearse continuamente uno mismo desde el ser colectivo. Partir de sí, o partir de los demás. Mejor si se parte de uno mismo, desde el ser uno mismo, del propio amor.


Por tales motivos las fiestas de navidad o año nuevo, tienen que ver con las enormes posibilidades de reinventarse así mismo proyectándose desde el centro de cada persona. Con la certeza de que todo propósito tarde o temprano acontece. 


Los cambios provocados por la persona nunca son sortilegios abruptos, suelen ser acciones intencionadas de la conciencia individual y colectiva. En eso tiene mucho que ver lo que nuestros padres y abuelos del pasado reciente fueron. 


Desde la epigenética se afirma incluso que, en cierto modo, se heredan la tristeza, los malos hábitos o las costumbres arraigas en el alma de nuestros progenitores.


Todos venimos avanzando desde una memoria lejana. Aquello que en cierto modo soñamos llegar a ser, tiene su fundamento en la memoria remota de un paraíso nunca perdido.


Sólo estamos extraviados en el laberinto devenir de los días.

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