Viendo "Posts antiguos"

El Dios de los Jovenes


Jóvenes caminando el Viacrucis del Viernes Santos, 2011

Yo conozco muchos jóvenes que sin ellos expresarlo verbalmente, se definen como Oyentes de la Palabra.    Ellos privilegian los momentos fuertes como los tiempos de estudio, de amistad u otros espacios como la Semana Santa para la meditación o el retiro interior; y así explicitar la identidad que desde dentro o fuera les hace creerse que de ellos dependen muchas cosas. 

Estos jóvenes saben que estos "tiempos fuertes" son trazos indispensables que esbozan la ruta, a veces confusa, de esa apertura a eso que llaman Misterio, y que   parte desde sí mismos y a veces alcanza “algo”, y a veces se pierde en la infinidad difusa del tiempo, el silencio y las palabras. Eso, precisamente es lo que les fascina, les hace emprender el camino, cuesta arriba.
Reflexionando con otros Jóvenes

Ese tipo de jóvenes que yo conozco me hace pensar que la juventud es espacio mínimo en que se construye así mismo todo ser humano y proyecta sus realizaciones. Por lo mismo es estado de esperanza en que lo que se espera se adelanta en la belleza de quienes esperan. De ahí que, los jóvenes son quienes, como oyentes, quieren ser palabra concreta en diálogo con la que se hacen y deciden. 

Yo, los he visto con mis propios ojos, los he oído, hemos caminado juntos: a veces construyendo casas para otros, preparándose en la escuela  y no sólo pensando en que un día tendrán mucho dinero..., los he visto perdiendo el tiempo jugando con niños de la calle, enseñando el arte de burlarse de la tristeza o compartiendo su fe, los he visto también llorando de tristeza y llorando de emoción.
Su Dios les hace vivir sin Cruz y sin miedo

Notemos pues, que los jóvenes son los hilos entrecruzados del güipil de la historia, que se hacen sólidos en la ratificación de sus experiencias. Para ellos, Dios es real, o no es Dios. Él está ahí, o no está en ningún lado. Se nombra y no se nombra, a la vez, o es cualquier cosa, porque esa es parte de su estructura de misteriosa. Y ese ahí de Dios es entre la gente sencilla, gente de a pie, ahí donde se aproxima, se queja y hambrea, da razones suficientes para vivir la vida, y pone coraje en los corazones, para que también el amor y la verdad sean cosa concreta, real como es Dios.

Ese Dios, el de los jóvenes, es quien les hace vivir sin cruz ni miedo. Les permite experimentar la vida como  árboles cargaditos de frutas. Por eso la juventud es, en casi todos los casos, expresión de lo que se puede llegar a ser, no desde cualquier cosa sino desde la belleza que en ello se recrea. Todo esto lo digo, por esos jóvenes que conozco, que me conocen.

Por: Guillermo Delgado
Fotos: jgda
miércoles, 27 de abril de 2011