Confianza
Por: Gvillermo Delgado OP
Las relaciones humanas fuertes tienen cimientos fuertes. Si
estos fallan se derrumba todo. Esos cimientos o principios éticos con profundidad
y universalidad son el verdadero tesoro del alma.
Entre esos principios existe uno que es medular, el de la confianza.
Cuyo origen descansa en la fe, se consolida en el amor y se manifiesta al ofrecerse
con la propia vida. Faltar a este principio es faltar a todo, es cambiarlo todo.
Debilitada la confianza se caen las relaciones humanas que
antes tenían cimientos sólidos. Se caen a pedazos sin posibilidad de
reconstruirse. Quedando arruinada para siempre cualquier relación verdadera.
La confianza es la expresión visible y externa de una verdad
profunda que por su densidad forma parte del diseño natural de la persona. En tanto
realidad visible de lo profundo del alma, la confianza define a la persona. Sin
tal principio, la persona se anula, se reduce a “la nada” o se minimiza.
Como un asterisco que tiene un punto concéntrico, faltar a
la confianza es dirigirse a todas partes sin un horizonte definido, imposibilitando
en cada instante que la luz divina interior se manifieste en su esplendor.
Faltar a la confianza aniquila la belleza y origina el desorden. Toda persona
en desorden lo afea todo, expele hedor, porque se aleja del punto concéntrico
de la verdad interior.
La confianza por tener cimientos y aromas insondables es frágil
como pompa de jabón. Sostenida en lo blando y sublime de las relaciones de amor,
puede esfumarse con suma facilidad, socavando todo lo demás. Por eso, exige ser
cuidada, fortalecida y entregada. La confianza es el alma transferida del yo al
tú, no como moneda de cambio sino como ofrenda de amor. Con lo cual si no se
dona o no se recibe no existe.
Cuidar el alma que se expande desde uno mismo hacia quien se
ama es cuidarse y entregarse en plenitud; para no perderse nunca. Esto es lo
que Jesús entendía cuando dijo: dar vida y vida abundante.
Dice la sabiduría popular, desde distintas expresiones culturales, que la confianza se gana con mil actos, pero se pierde con uno sólo. Perdida la confianza ¿qué queda de la persona y para qué vive? Si la confianza afianza al amor, la falta de confianza lo cambia todo. ¡No lo permita el cielo! ¡No lo permitas tú!
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