Oleaje en Hawái. FOTOGRAFÍA DE T. ASHLOCK, NATIONAL GEOGRAPHIC YOUR SHOT
CALORAZO
Por: Gvillermo Delgado OP
24/05/2024
El clima del mes de mayo suele disparar altas temperaturas en estas latitudes del centro de América. Este año, ha sido excepcional. Hay regiones del nororiente del Guatemala, El Salvador y Honduras, que han sobrepasado los 40 grados centígrados.
La sensación del “calorazo” que
las personas experimentamos ante las elevadas temperaturas, obliga a pensar en
las causas y en las consecuencias a largo plazo. Dado que, en el ya y el corto
plazo, no hay mucho que pensar.
Gris soledad envolvió a tres mujeres
caminando por las veredas sinuosas de la Aldea Soselá con sus cántaros vacíos
hacia un arroyo para llevar agua a sus viviendas. A su llegada se percataron
que los mantos acuíferos a flor de tierra habían desaparecido junto a los pozos
de aguas subterráneas.
Esta crisis no es única para los
habitantes de aquella aldea de Soselá, mimetizada en las montañas de Santa
María Cahabón, quienes además han perdido sus cultivos de cacao y de cardamomo; sino para el
universo entero. Porque, como decía Edward Lorenz en su teoría del caos: El
aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo.
En la naturaleza hay un sinfín
de sistemas caóticos, muchos de ellos descritos a partir de los cambios
climáticos y el calentamiento global. Otros sistemas caóticos tienen
explicaciones de responsabilidad directa a partir de la mano invisible que
empuja los procesos económicos, los monocultivos y la expansión de los
territorios urbanos.
La sensación térmica de mayo es
consecuencia del calentamiento de la tierra, que, a dos meses vista, se manifestará
en torbellinos de lluvias; para entonces habremos olvidado el calorazo de estos
días.
Lo trágico y verdaderamente
caótico del aleteo de la mariposa está en lo imprevisible y en los modos que
cada persona y cada población reaccionan a los embates.
Frente a lo visto, no predico
comportamientos cortoplacistas, de esos que algunos influencers intentan
viralizar por las redes invitando a plantar árboles. Dada la mente humana: que
en la crisis exige soluciones inmediatas, y una vez superado el aprieto, tiende
a ser irresponsable, incluso, de aquello que otrora promovió con pasión.
Mi punto es más bien, promover nuevos
modos o estilos de vida. Lo cual, no consiste en cultivar árboles, sino un carácter
nuevo, que sea: ético, alimenticio, espiritual y de nuevas relaciones entre sí y
con la naturaleza.
De hacerlo, habremos logrado
enormes cambios invisibles a nuestros ojos, porque el aleteo insignificante de
la mariposa es capaz de provocar cambios en otras latitudes del universo del
que ni siquiera somos conscientes.
Eso obliga, al menos, superar
nuestros propios engaños. El día 24 de mayo (de este año, 2024), inauguran lo
que llaman, la quinta etapa de la ampliación del Centro Comercial Plaza Magdalena
en Cobán; con la engañosa promoción de que llega el desarrollo a esta región
del norte de Guatemala. Múltiples anaqueles surtidos con productos que no necesitamos, se exponen: vistosos, iluminados, olorosos; con el propósito de seducir y crear deseos de consumo indiscriminado. Comprar con un dinero que no
está en nuestros bolsillos es peligroso.
La realidad de estos pueblos se
hace más compleja si le añadimos la necesidad del consumismo. Aquí nos sobran
mercados. La única aspiración elemental que necesitamos consiste en satisfacer
las necesidades básicas. Eso nos basta para ser felices.
Es suficiente el calorazo del clima, como para añadir otro caos.
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