Viendo "Posts antiguos"

FE

A: Doña Juanita, Tono y Lucky.

"La última palabra
aún no ha sido dicha."
Bertolt Brecht

Por la fe sigo hablando y esperando la palabra que brota del Otro
¿El punto de la fe está en Dios o en el corazón humano? La fe no es el instrumento para creer, esperar, y hacer sólida la paciencia en los momentos de quiebre, de crisis existenciales, solamente. La fe es la fuerza con la que resisto, para no caer en tentación. Es la fuerza tenaz con la que Jesús llegó a la Cruz y murió. Y por ser tan hombre y tan Dios, tan humano como Dios mismo, supo llorar y esperar aún estando muerto, desde los abismos. Desde muy dentro de él mismo.

La fe es el cristal a través del cual puedo ver el amor en estado puro.

Consideremos nuestra frágil condición humana. Las respuestas fáciles y rápidas no siempre tienen el acierto que esperamos después de actuar. La fe como resistencia es la voz interior que ilumina la crisis para saber esperar, que nos dice: en la desazón de la sofoca no te adelantes. Pero no siempre entendemos esto. Es ahí donde la fe es tan real, tan concreta como la verdad, como el dolor que siento en mis articulaciones y en la pérdida de quien he amado con todo mi corazón, con todas mis fuerzas y con toda mi alma. Tan real es la fe, como a quien no veo.

A veces cuando no se ve, la nube del dolor nos oprime apretándonos hacia abajo y nos hunde en el limbo de la desesperación. Entonces, al no ver lo que hay más allá, actuamos sin el amor, con la premura de lo que nos duele, difuminando, por el camino por donde tenemos que transitar,  la penumbra de las confusiones. Y es que a veces la prisa -que lleva la maravilla y el error- nos hace olvidar que la última palabra aún no ha sido dicha.


La fe hace esperar el momento definitivo de la última palabra. Hace fuertes en la esperanza.

Lo cual quiere decir que la fe tiene su asidero en lo más profundo de cada uno y en lo más remoto y abismal de la distancia. El punto medio donde ella se coloca está en la firmeza de cada quien y cada cual,  en la dirección de sentido, más allá de lo que tenemos como fortaleza. Además es darse por enterado que Dios está siempre al otro lado, y también demasiado a este lado.

Salir de mí, e ir más allá de mí: ese es el indicio más sublime de la búsqueda de la fe. Entonces la fe es toda posibilidad de encontrarte, de encontrarnos. De hallarnos en la energía divina que nos sostiene en los tiempos rotos y tristes. Es seguir amándote a pesar de que no estemos juntos, porque seguimos vivos esperando la última palabra.

Por: Guillermo Delgado
Fotos: jgda
miércoles, 17 de noviembre de 2010

Personas de Paz

Pensando en mis amistades amantes de la Paz. Ellos y ellas, quienes me dan paz y me obligan a ser yo mismo agente de Paz.

Pensando en mis amistades amantes de la Paz. Que me dan paz y me obligan a ser yo mismo agente de Paz

¿Cómo puedo ser persona desde donde emana la paz?

¿Yo, puedo ser el lugar, la casa, donde mora la paz; ahí, donde pueden venir a refugiarse aquellos cansados de ser perseguidos por la muerte?

Me refiero a esas otras muertes, a parte de la persecución cotidiana de nuestra propia muerte, o sea por aquella que nos destina desde que nacemos.

Para entendernos como humanos capaces de vivir en paz necesitamos repensar continuamente nuestra condición de personas desde el reconocimiento de nuestra dignidad, criaturas de Dios y en cuanto abiertos a una mayor plenitud.

Sólo cuando la persona se define delante de Dios se define así mismo, y sólo cuando se define así mismo se reconoce como un ser social, responsable, y no dueño de la creación de la que es sólo parte. Entonces hemos emprendido el camino de la convivencia justa y empezamos andar el camino como constructores de paz.

Sin excepción, todos, absolutamente todos, sabemos cual es nuestro origen y destino. No somos sólo para la muerte. Cualquiera de nosotros se amenaza así mismo cuando desoye esa comprensión, conformándose con el vértigo de su propia limitación. Quien persiste en esa necedad se parece al poeta que reniega de si mismo cuando dice: 
quise ser guerrillero pero nunca maté a nadie. Cada vez que disparé fui yo el único herido (Otoniel Guevara)

Por: Gvillermo Delgado
Fotos: jgda

viernes, 5 de noviembre de 2010