Viendo "Posts antiguos"

LA PASIÓN DEL SEÑOR

Consideremos al “Varón de dolores” del que nos habla el profeta Isaías (Is 52, 13-53,12). Quien tiene semblante desfigurado. En él se da a conocer lo que nunca podía ser imaginado. Él creció como raíz en el desierto, despreciado, habituado al sufrimiento; soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores. Por lo mismo, se convirtió como quien tiene “parte entre los grandes”. Es nuestro Señor.
Extrañamente nosotros buscamos ayuda en ese “Varón de dolores” (Hb 4, 14-16; 5,7-9). En su gracia alcanzamos lo que buscamos. Él aprendió a obedecer padeciendo, y se convirtió en causa de salvación. ¿A caso no estamos incluidos en su programa de redentor?
Según el evangelista San Juan el día de la pasión del Señor (Jn 18, 1-19, 42), todo había llegado a su término. El momento culmen es visualizado cuando agotado, casi vencido, dijo: tengo sed. Le dieron vinagre. Pero soportó hasta el final, diciendo: todo está cumplido. Luego le vino la muerte y le dieron sepultura. Movido por el gran amor, llegó al límite de abandonarse totalmente a la suerte de la muerte, sabiendo que el amor auténtico nunca enmudece en el “aparente abandono”. El verdadero amor se caracteriza por ser confiado y radical, hace esperar aunque soporte la entera soledad y se sumerja en la noche oscura de la tristeza. O, simplemente, aquello no es amor. El gran amor se abandona y por lo mismo se perfecciona en esa entrega confiada. La pasión del Señor  es la muestra más grande de cómo vivir el amor apasionadamente.

Por: fr. Guillermo D.
Foto: jgda
jueves, 19 de febrero de 2015

La Nueva Alianza



Según nos cuenta San Pablo, la noche del Señor (1Cor 11, 23-26) es aquella cena de pascua en la que él participó y ofreció su propia vida, dejando atrás para siempre los años severos de la opresión del pueblo. Esa comida ya no consiste sólo en ofrecer el cordero, como una cena más, sino en ofrecerse él mismo como el Cordero de Dios, expresados en el Pan y el vino. A partir de entonces esta es la Nueva Alianza: alimento que nos fortalece mientras esperamos  su retorno definitivo.

La entrega de la vida del Maestro “por los amigos”, es la más grande indicación del amor extremo (Jn 13, 1-15) que acontece en el momento oportuno, “llegada la hora”. O sea, al reunirse los amigos para contemplarse cara a cara, y celebra la vida en una Cena. Sin embargo, también esa es la hora del gran tentador, que se filtra entre “los de confianza”: ataca desde el centro, entró en corazón de Judas”, para combatir desde dentro. El Maestro, puede más, henchido de amor “lavó los pies a los discípulos”, porque “el amor siempre encuentra su camino” (Ana Frank). 

Cuando el amor se impone, "el infiltrado" se asfixia atosigado de odio. 

Los amigos se fortalecen para siempre en el Vino exquisito y el Pan sabroso que perdura haciendo fuertes los vínculos de Alianza.

Por: Guillermo D.
Arte: Prestado.
miércoles, 18 de febrero de 2015

Somos para la amistad


¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu origen más lejano? ¿Cuáles han sido las tareas que han ocupado tu tiempo sagrado? Nos ha sido dado cada trozo de tiempo, medido con mucha sutileza, para realizar la noble tarea que sólo uno mismo puede hacer: volver a refundarse. Eso es, volver a mirar con atención, evocar desde la memoria más próxima o remota lo que hemos sido (esa es la anamnesis de los judíos y la gnosis de los griegos). Volver a los orígenes.

De modo más radical o profundo, volverse a Dios es no olvidar nunca aquello por lo que ahora somos, con el fin de configurarnos mejor en personas, para no perder nunca el sueño de ser para Dios y para los demás. Nos hacemos para los amigos, la familia, o para aquellas personas que nunca escogimos, Dios las escogió de manera preferente para que cada uno viva felizmente la vida. Y eso no puede hacerse de cualquier manera. Necesitamos continuamente volvernos a reunir con Dios.

Por: Gvillermo D.
Arte: prestado
domingo, 8 de febrero de 2015

íntimo Amor



Dios que te llamó a la vida en el íntimo amor,
te renueva cada vez que te convoca
para que te vayas con él, y descanses en él.
Muchos te hemos visto perderte al final del camino,
y te hemos seguido con entera confianza,
porque en vos hemos reconocido al que te llamó.
Has desembarcado con el Maestro,
con él también te has puesto a enseñarnos
y te hemos reconocido.

Has logrado que también seamos amigos o amigas de Dios.

Por: MI, MM & JG
Con motivo del cumpleaños de Odessa

El Gran Amor


El amor se engrandece cuando busca el bien del amado. El Gran Amor ofrece y entrega lo mejor, que está en sus posibilidades. Si considera que lo mejor de este mundo está en su corazón, simplemente da su corazón.
Lo grandioso está en que al "dar el corazón" a una persona lo está entregando a muchos.
Jesús permitió que sus amigos habitaran su corazón, para que muchos entraran "a su casa". Él amplió su alma para abrazar a todo lo humano con su sombra divina. Decía:
«Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11, 28-30). 
Del mismo modo cuando Jesús dijo que él es la Verdad, se dedicó a poner las bases para que las personas nos uniéramos a él.
Una vez creado el vínculo, la persona examina su propia vida delante de ésa imagen verdadera, del cual es semejante. Ahí está el Gran Amor.
«He aquí, que yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 20).
La persona que se examina delante del Gran Amor, ella misma se convierte en el Amor, se hace «punto de referencia para» que otras tantas personas examinen su propia vida.


Por: Gvillermo D Acosta, OP
Arte: Prestado de Web

Amigos de Dios

H

Las personas que caminan en la plaza pública por la mañana -quienes dialogan todo el día o descansan con Dios cuando cae la tarde- son reconocidos por las personas como si fueran Dios mismo. La gente mira a Dios en los amigos de Dios.

¿Cómo ser reconocidos en la multitud como amigos de Dios?
Si vamos a un estando y buscamos con la mirada a una persona entre la multitud, al encontrarla las demás personas parecieran no existir; existe sólo la persona buscada. Todas las luces se apagan para los demás e iluminan a la persona que he hemos encontrado. Porque esa persona encontrada es la amada, ella es el vínculo inmediato de La Gran Amistad.
Quien ama hace de su mirada una fuerza centrípeta que le arrastra con toda su alma y todo su ser hacia ese centro inevitable donde parece acontecer «todo».
 Lo divino es reconocido en lo humano cuando un corazón está dirigido a otro corazón.
Si somos amigos de Dios no existe juicio alguno que se imponga sobre el verdadero amor, dado que el amor es uno -es divino-. Los amigos de Dios gozan del privilegio de ser elegidos, ellos nunca buscan a nadie en plena plaza pública, ellos son encontrados primero.

Por: fr. Gvillermo D.
Foto: jgda (estanque de una aldea en Cahabon).