Viendo "Posts antiguos"

El Sol que nace de lo alto




Es el Sol que penetra con su luz hasta lo más profundo y secreto
Las grandes preguntas humanas, en el marco de lo religioso, nos están arrinconando frente a un muro ciego. ¿Para dónde agarrar con nuestra fe, con nuestra humanidad?

A veces apelamos a "la esperanza" y decimos: menos mal que en lo oscuro siempre queda la penumbra como señal ambigua de que ahí está la luz. Con esa intuición entendemos la oposición entre el mundo de la cultura puramente humana y puramente religiosa, donde o sólo se cree en lo humano o solo se cree en Dios. A la postre, la chispa de la luz puede prevalecer al ponerle atención a la humanidad como realidad cósmica y social, que queramos o no desvela más que huellas de lo divino. No existe "cosa" separada. A no ser que nos percatemos que somos "otra cosa" fuera de lo eminentemente humano.

En lo humano, describimos la verdad de lo humano y la verdad de Dios. Con lo cual afirmamos que las verdades sobre Dios son al mismo tiempo aciertos sobre lo humano; y, las verdades sobre lo humano son al mismo tiempo aciertos sobre Dios. Es la mejor manera de comprender el misterio de la encarnación del Verbo. Es el Sol que penetra con su luz hasta lo más profundo y secreto. Quien iluminando el rostro de su madre, ilumina cada cosa, cada acontecimiento, a la persona en toda su realidad, en su marcha.  Como el sol a la luna, hace de su madre a la Mujer vestida de sol (Ap 12, 1).
Esa transfiguración debida a  su condición de gracia, y como indicación del camino que mueve a lo divino; permite responder a las preguntas fundamentales, esas que primero son iluminadas en su rostro al mirar al Hijo. Sin embargo, no quiere decir que ella sea la respuesta, sino la transparencia que nos permite mirar. Al sol no lo podemos ver de frente, necesitamos el reflejo que nos haga acceder a él. Como la luna al sol, así es ella, para nosotros. Mientras acontece la real esperanza, de encontrarnos cara a cara con el sol de la justicia (Mal 4,20) y lo veamos tal cual es.

Por: Fr. Gvillermo Delgado
Fotos: varias
sábado, 25 de enero de 2014

La Palabra Eterna

Con la Madre compartimos la condición de ser criaturas, creados por Dios. En ella la humanidad entera ha sido asumida por Dios porque ha dado lugar a la Palabra Eterna.  
 Ella es como el vientre de la humanidad donde lo divino ha construido su casa, y se ha quedado para habitar y abrazar a la creación entera.  

Quiere decir que Dios habita en los más íntimo y profundo, y en lo más externo y visible de la persona. Con lo cual, lo humano es imagen de lo Divino,  porque ahí se hace alter (el otro yo). Más allá de lo puramente "humano", y más allá de la pura interioridad. Porque Dios está en la casa interior donde intimamos con él para hacernos fuertes. Dios está en la exterioridad, puesto en el camino: avanza en la misma calle donde tú y yo buscamos trascendernos.
Esa cercanía de Dios sería imposible aceptarla y comprenderla sin la aceptación y comprensión de la presencia de Dios en el corazón de nuestras culturas y nuestros sueños. El lenguaje y la condición femenina de la Madre visibiliza lo que el Papa León Magno, decía: "Jesús fue tan humano, como sólo Dios puede serlo"

  • Por: Fr. Gvillermo Delgado
  • Foto: jgda 
viernes, 24 de enero de 2014

La ignorancia




Por: Gvillermo Delgado
Fotos: Varias


La ignorancia es presunción contradictoria  que permite pensar que lo sabemos todo. Inmoviliza las ideas y las acciones hacia la recta conciencia. La ignorancia es ceguera, atrevimiento. 


Santo Tomás de Aquino pensaba que la ignorancia es un defecto con el que nacemos, pero al igual que la oscuridad se disipa con la luz de la sabiduría. La sabiduría es la cualidad natural de la persona despierta. Y la persona despierta es persona de esperanza. 


Según Aristóteles, el Filósofo, la esperanza es el sueño de los hombres despiertos (Aristóteles). Entonces, si la ignorancia es un defecto, la esperanza es un dulce efecto. Gracias a que "siempre vamos de menos a más", en búsqueda de lo perfecto. Gracias a que estamos en marcha hacia lo que llamamos la realización

sábado, 11 de enero de 2014