Los valores no se pierden Hechos y Palabras sábado, 2 de octubre de 2010 3 Comentarios

Los valores no se pierden

Yo no comparto la opinión tan difundida que usan muchas personas en las conversaciones habituales y en los análisis ligeros sobre las crisis actuales de la convivencia humana, cuando dicen, que se han perdido los valores.

No. Los valores no se han perdido. Decir que los valores se han perdido es una fatalidad, sería lo mismo decir: que la persona o la sociedad se han perdido y no hay nada que hacer, y aceptar las cosas tal cual están. 

Tal afirmación y actitud sólo es justificación pasiva que induce a dejar las cosas como están y agriar las relaciones de convivencia humana. Y acto seguido dejar los problemas a que otros los resuelvan: al Estado, a la educación escolar, a la Iglesia, por ejemplo. 

Además suele decirse: es problema de todos. Que es lo mismo: es problema de nadie.

Mejor, empecemos con aceptar que las personas y sus valores entran en crisis en el conjunto de una sociedad. Y que éstos tienden a cambiar con el curso del tiempo; como cambia la persona en función de su realización, o por las exigencias de la mismas leyes de la naturaleza. 

Por consiguiente todos cambiamos o no existimos. Nadie puede presumir que no ha cambiado o que no lo hará nunca. Lo que no cambia se petrifica. Están petrificados los nostálgicos que añoran el pasado diciendo que el tiempo de antes era mejor. Con ello justifican sus indiferencias y falta de compromiso con su comunidad. Y se dedican, muchas veces, al hostigamiento de la vida de los otros.

Aceptar que todo cambia, es afirmar que los valores acontecen en el centro de la persona, y que tienen su máxima expresión en los diálogos de amor, de persona a persona; de la persona con la creación entera, y de la persona  con el Creador de lo visible e invisible. Precisamente ahí nos recreamos todos en humanidad.

Las sociedades desesperanzadas, sobre el futuro humano próximo, muestran las carencias de una ética humanista. 

Siendo que somos humanos, las crisis caen en cada individuo. Cada uno hace el conjunto, al todo. Cada uno es morada de encuentro. Donde se nutren y existen los valores. O donde el otro se encuentra consigo mismo.

Ahí está el punto que debemos aclarar. Si nos tenemos, a nosotros mismos, nada está perdido. No hay valores perdidos. A no ser que estuviéramos perdidos en el limbo de la locura. 

En el ámbito de la persona, la esperanza nunca se debe perder, no se puede dejar de creer. O, simplemente nos deshumanizamos para siempre.

La persona es humus -en la fertilidad de los valores-, aún cuando parezca que todo está perdido, como a veces pasa.

Si cada uno hace lo suyo oyendo su voz interior, o se deja iluminar por su propia luz; si se hace cargo de sí mismo y sabe cargar con la pena de los más débiles y marginados, la naturaleza, inclusive… entonces:
¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón (canción de Mercedes Sosa).
 Si haces algo, aunque sea poco -pero algo-, entonces sacas de ti lo que vale, y eso se multiplica como onda expansiva que alcanza la otra orilla. Los valores de nuestras virtudes se expanden infinitamente…

Por: fr. Gvillermo Delgado OP
Foto: jgda

3 Comentarios

Magaly

Totalmente de acuerdo ... hay que trabajar por la reconstrucción de nuestra sociedad y para lograrlo es necesario comenzar con la persona para que se de cuenta de su "dignidad". Este es un asunto de todos y no de unos cuantos

Anónimo

Muy bueno, se imagina como sería nuestra sociedad si cada día nos preguntaramos: Quién me Habita? Demuestro con mi vida. Al que me Habita?, y empezaramos a vivir desde El. ENTONCES... Cantemos con Diego Torres.SABER QUE SE PUEDE, QUERER QUE SE PUEDA...
FELICITACIONES! SIGUE ESCRIBIENDO

Anónimo

Me he tomado el atrevimiento de compartir sus palabras con mis amigos en facebook, Que el señor le bendiga.