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Valores de una persona para otra persona

 


Mis valores para ti 

 

Por: Gvillermo Delgado OP


Valores para una persona es la síntesis a la que finalmente he llegado, luego de un largo trecho de reflexionar sobre valores y confrontarlos conmigo mismo.


Valores para una persona definen el pensamiento que orientan las emociones, para decidir y actuar. Son el esplendor de la realidad espacial y temporal que afectan todo: La vida moral y espiritual. Ahí están las razones para enjuiciar y normar a modo de criterios la conducta en cada caso.


Si un día concluyes que existen tantos valores, que son sólo tuyos, y al mirarlos en los demás llegues a pensar que tu alma se ha expandido en otras almas como luz; entonces, concluirás que eres fuente de irradiación porque participas de los bienes originarios y universales.


Por consiguiente, si llegas a afirmar, como yo ahora, que “estos valores son míos y de los demás”, como ratificación de tu propia existencia; sabrás que existirás siempre en ellos, aunque desaparezcas para este tiempo y este espacio. Si eso te llegara a pasar: serás recuerdo, amor, alma expandida, bondad actuante.


Sin más, presento la jerarquía de  mis 5 valores, los razono "para" todas las demás personas:




El amor. El amor está por encima de todos los demás valores, por ser el regalo más grande de la vida, a lo que llamamos gracia. Por ser lo primero imprime carácter. Es el valor ideal. La base para construir mi marco teórico. El amor es fuente y meta de toda la existencia. El criterio para comprender y hacer el bien. Se ilumina en el bien y se manifiesta en la belleza.


La alegría. Subordinado al amor. La alegría es expresión de lo que abunda en mi interior. Si falta alegría en mis acciones humanas, por las razones que sean, es obligatorio examinar las posibles causas de las desarmonías y caos interiores. Es indispensable examinar los sueños, oír los reclamos del cuerpo en los temas de salud, examinar los recuerdos, las tristezas. Refundarse en el amor.


El respeto. Respeto es la condición de cuidar. Al ponerme en relación con los otros me obligo a cuidarme primero. Solo entonces me convierto en estima amorosa para las demás personas. Hallar en los otros (y en la creación entera) aquello que destella belleza, ese asombro de “hallar” me abre al respeto. Y al hallarlo de modo exclusivo en las personas me obligo a dignificarlas.


Empatía. Empatía aglutina todas mis capacidades de sentir (lo bueno o lo malo) de los demás y al mismo tiempo asumir su condición. Me hace solidario. Me define en el servicio. Es un modo de visibilizar la fuerza del amor. Es el rasgo primario y lejano en el tiempo de mi edad personal. Al ser la fuerza primaria de mi diseño humano, me convierte en persona buena por naturaleza. Con lo cual afirmo que nací “para” existir en relación con todo lo que existe. Por eso existo.


Responsabilidad. Es cargar. Encargarme del otro. Y cómo sólo en el amor se carga, no cargar nunca reclamos de la propia conciencia y actuar en consecuencia, eso me define responsable. Como quien responde por cada una de las acciones realizadas.

miércoles, 10 de abril de 2024

Círculo amoroso o círculo vicioso

 


Círculo amoroso o círculo vicioso

A propósito de la Oración del Padre Nuestro 

Mateo, 6, 5-15

 

Por: Gvillermo Ðlgado OP

Fotografía de luna: Juana Guerrero (27/11/2023)

 

¿Cómo es la vida interior de quienes prosiguen la lógica del amor de Dios Padre? La vida de quienes prosiguen los modos de amar en Dios crea relaciones de amor divino, porque Dios está en ellos. La lógica “pagana” como lo dice el mismo Jesús (Mateo, 6,7), al no tener una fuente superior, se surte de “palabrerías”.


Para analizar el círculo perfecto o amoroso sigamos las indicaciones que Jesús da a sus discípulos cuando les enseña a orar (Mt 6, 5, 15).

 

La misericordia es el punto de irradiación


La misericordia es el corazón que ilumina desde el centro todo aquello que rodea las acciones espirituales que se mueven en torno a ella. La misericordia está contenida en Dios.


Entonces, el Padre Dios es el punto de partida. Él es misericordia. Da misericordia porque es entregado en amor sin discriminar nada ni a nadie.


Nada porque su amor está en todas las cosas, por eso regala el tiempo, el ciclo de las estacione, el agua, las cosechas; está en las leyes de la naturaleza y la vida.


Se da también sin discriminar a nadie: perdona al pecador, ama al pobre y desamparado, socorre al afligido, sana al enfermo, salva al arrepentido. Tiene preferencia por los pequeños y pobres, sin excluir a nadie, porque el amor como la luz irradia e ilumina lo oscuro, sucio y lejano.


Continuamos el círculo perfecto


El círculo es perfecto y amoroso si continúa la lógica de Dios Padre. Es decir, si él “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden” (Mateo, 6, 12). Dios me perdona, de igual modo yo perdono al hermano. A su vez, el hermano replicará tal acción, perdonando a quien haya ofendido; creando de tal modo círculos infinitos de perdón, cuyo cierre sólo puede acontecer en aquel que primeramente ama y perdona, o sea, Dios.


El círculo vicioso


Pero cuando yo no perdono como Dios Padre perdona, el círculo deja de ser círculo perfecto y se transforma en círculo vicioso. El círculo vicioso rompe el cauce de amor cuya fuente procede del Padre Dios. Lo vicioso está, por tanto, en el bloqueo que yo o el hermano establecemos para impedir que no fluya el amor perfecto del Padre Dios.


La vida espiritual


El círculo perfeto irradiado por la misericordia define la vida espiritual de quienes rezan o dialogan con Dios Padre para mantenerse en estado de gracia y en esa gracia acoger a los hermanos.


Salvados en ese amor se construye la gran fraternidad o sororidad con la luz infinita de la misericordia cuya fuente está en Dios Padre. Esa es la vida interior de la persona íntegra, cuya gracia se muestra en la belleza de sus relaciones humanas. 𝛀

miércoles, 21 de febrero de 2024

Indicios de eternidad

 


Indicios de eternidad


Por: Gvillermo Delgado OP

07 de febrero del 2024


En la medida que el tiempo transcurre en esta sociedad de ritmos acelerados no siempre es posible asumir que la vida se acaba.


Es suficiente una pausa, dejando por fuera la tecnología y el ritmo de vaivenes, para percatarnos que no somos cosas en desuso, sino personas de piel y espíritu que se baten en paradojas indescifrables. Para caer en la cuenta de esto, son suficientes hechos relevantes y significativos, por ejemplo: Una celebración “feliz” de un cumpleaños o una nota luctuosa que avisa de la partida de un ser querido. En esta sociedad difuminada y atomizada ¡Necesitamos una pausa para percatarnos de qué estamos hechos!


Al ocurrir, aparece un “de pronto” o sensación de que, con el tiempo el “sentido de ser” ya no es posible. Entonces razonamos con acierto. Atendemos las voces interiores del alma. Habitamos un mapa de verdades que llamamos a veces nostalgia, otras veces recuerdos. En realidad, es la memoria por donde a menudo transitamos (viajes de lo acontecido, por ejemplo, en los abuelos que un día se fueron y nos dejaron para siempre, o los senderos que nosotros trazamos en los días de infancia).


En ese de pronto, también caemos en la cuenta de que apenas empezamos a construir un sitio propio, agrandando ese mapa. Es lo que nos pone en condición melancólica y en desventaja hasta el día en que nos hacemos nostalgia para otros, para los que se quedan ocupando nuestro lugar presente.




En el fondo, esta experiencia no sólo es anhelo acerca de lo que fuimos sino, y al mismo tiempo, lo que podemos llegar a ser un día. Esos son los indicios de eternidad.


Con lo cual habitar aquella geografía describe el sueño originario de Adán cuando su creador lo hizo caer en sueño profundo (Libro del Génesis, 2, 21). Porque el sueño del paraíso terrenal está en la nostalgia y en lo que puedo habitar.


El paraíso es lo mejor del tiempo presente que se bate en las paradojas descifrables de la memoria y el sueño, sobre todo cuando llegamos a saber, con claridad consciente, quien es aquel que nos permite acceder a ese sueño profundo.

jueves, 8 de febrero de 2024

La noche prolongada

 


La noche prolongada

 

Por: Gvillermo Delgado OP

23 de enero del 2024

 

La noche se prolonga sobre un día de luz. Esta afirmación pudo ser entresacada de una novela o de un cuento de terror. Esto es una afirmación de lo real.


Con noche prolongada nos referimos a los espantos de vuelos legales creados en contra de la paz común, promovida por quienes viven del caos. Por quienes justifican guerras y la muerte in misericorde o sin compasión.


Los espantos de las guerras prolongadas se parecen a la que se cierne entre Hamas (porción del pueblo palestino en Gaza) e Israel (en los feroces contraataques de muertes). Se parecen también a los aliados de la corrupción que propugnan días felices a base la confrontación y el saqueo de las arcas de los estados. Esa noche oscura está en el lejano oriente y en el vecindario guatemalteco o nicaragüense.


La noche parece infinita si la esperanza es la gran ausente en quienes madrugan en las grandes urbes para llevar sus hijos a la escuela y luego adentrarse a sus ocho horas laborales. Aquí parece que no amanece nunca.




Sin embargo, nunca la noche es más oscura que cuando va a amanecer. Basta que haya hombres y mujeres de luz. Una sola braza es suficiente para prender una hoguera.


En el mundo de las tinieblas suelen asomarse los ángeles de luz, cuya existencia no está referida a entelequias racionales sino a personas batalladoras, persistentes, que llegan hasta el final con sus convicciones radicales. Son las personas del juramento y la lealtad.


En las personas de luz hemos visto asomar entre las montañas o en las ciudades a personas como Juan el Bautista, a poetas con grandes intuiciones como Dante, Santos como Agustín y Tomás. Políticos como Tomás Moro y Juana del Arco; pensadoras y poetas como Hannah Arendt o Inés de la Cruz. ¿Qué decir de Monseñor Romero en El Salvador o del humilde y místico Fray Terencio María Huguet allá en el pueblo lejano de Santa María Cahabón?


En fin: ¿Qué decir del destello de la luz inextinguible de la resurrección del Maestro de Galilea?

miércoles, 24 de enero de 2024